domingo, 20 de marzo de 2016

CENTAURO

Centauro (Masculino) y Centáurides (Femenino)
     
    Según la Mitología Griega, el Centauro era una criatura con la cabeza, los brazos y el torso de un humano y el cuerpo y las patas de un caballo. Las versiones femeninas reciben el nombre de centáurides. Vivían en las montañas de Tesalia (es una de las 13 periferias de Grecia) y se les consideraba hijos de Centauro (el hijo de Ixión y Néfele) y algunas yeguas Magnesias (una de las cuatro prefecturas griegas en las que se subdividía Tesalia), o de Apolo y Hebe.

     Eran muy habilidosos con la lanza y con el arco, aunque también pueden usar garrotes y escudos a la hora de la lucha. Son seres de gran fuerza, sobre todo por su parte animal. Esta parte de caballo les permite cocear, pisotear y cargar con lanza.

     Una de sus historias más conocidas es la lucha que mantuvieron con los lápitas, provocada por su intento de raptar a Hipodamía el día de su boda con Pirítoo, rey de los lápitas y también hijo de Ixión, a consecuencia de haberse embriagado durante el banquete. Teseo, un héroe y fundador de ciudades que estaba presente, inclinó la balanza del lado del orden correcto de las cosas, y ayudó a Pirítoo. Los centauros huyeron. Las contiendas con los centauros representan la lucha entre la civilización y el barbarismo y es conocida como Centauromaquia.

     De normal, se les describian como seres salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales. Son grandes astrólogos y muy aficionados a la adivinación. Dos excepciones a esta reglas son Folo y Quirón, que expresaban su "buena" naturaleza, siendo centauros sabios y amables. Después esta Neso, que raptó a Deyanira, la prometida de Heracles.

Fuentes: Wikipedia, Seres Mitologicos

martes, 15 de marzo de 2016

EL JABALÍ DE CALIDÓN



     
Había un príncipe llamado Meleagro, de Calidón, que cuando era niño enfermó a causa de unas fiebres, y su vida corría peligro. La casualidad quiso que, en ese momento, aparecieran las tres parcas. Átropos (Morta) dijo:

     -La vida del niño durará tanto tiempo como ese tronco de acebo que arde en el hogar.

     La madre de Meleagro corrió hacia el fuego y sacó el tronco de ahí, echó agua para apagarlo y lo escondió en un cofre. El niño se curó inmediatamente y de mayor llego a ser el mejor lancero de Grecia.

     Pero un día, el padre de Meleagro, olvidó mencionar a Artemisa durante un sacrificio a los dioses del Olimpo, provocando la cólera de la diosa y lo castigó enviando un enorme jabalí para que matara a sus granjeros y arrasara sus campos. El rey, entonces, envió heraldos, invitando a todos los héroes de Grecia a que vinieran a su reino, para cazar al jabalí. Quien matara al animal podría quedarse con su piel.

     La mayoría de los héroes que vinieron para la cacería habían sido argonautas, también grandes cazadores, entre los cuales se encontraba una chica alta y delgada, llamada Atalanta, así como también dos centauros.

     Cuando Anceo vio a Atalanta, se ofendió hasta pedir que la echaran, alegando que las mujeres no servían para la cacería y que alguien saldría mal parado por su culpa. Meleagro se negó, alabando las cualidades de ella en la cacería y asumiendo toda la responsabilidad, y que si no estaba de acuerdo, era él quién debía abandonar la cacería. Anceo, ante aquello, no tuvo respuesta, y accedió, más que nada porque tenía muchas ganas de conseguir el jabalí.

     Una vez todo aclarado, los cuernos sonaron y los cazadores se adentraron entre los árboles. Linceo vio al jabalí escondido cerca de un antiguo arroyo y dio la voz de alarma. El jabalí salió entonces corriendo y mató a tres de los cazadores. Un cuarto cazador, el joven Néstor, dio un grito de aviso y se subió a un árbol. Jasón y los gemelos celestiales lanzaron jabalinas contra la bestia, pero todos fallaron. Sólo Ificles logró rozarle un costado. Poco después, mientras Peleo corría para ayudar a un cazador que había tropezado con una raíz, Atalanta disparó una flecha, que atravesó la cabeza del jabalí por detrás de la oreja y que hizo que el animal huyera chillando.

     El jabalí embistió, Anceo intentó herirle con su hacha de combate, pero falló y el jabalí lo despedazó con sus colmillos. Luego, Peleo le lanzó una jabalina, pero rebotó en un árbol y mató a otro de los cazadores. Por fin, Anfiarao dejó ciega a la bestia, atravesándole el ojo derecho con una flecha. El jabalí arremetió contra Teseo y entonces, Meleagro, se abalanzó sobre el animal por el lado en que éste no podía ver. Meleagro hundió la lanza por debajo del omóplato de la bestia y se la clavó en el corazón.

     El monstruo cayó muerto. Meleagro lo despellejó enseguida y le entregó la piel a Atalanta, ya que, según él, su flecha era la más fatídica de todas y tarde o pronto, el animal, habría caído por su herida. Los tíos de Meleagro protestaron, diciendo que era él quién se la merecía, pero este se negó, y se impuso a ellos, dándole la piel a Atalanta.

     Uno de los tíos de Meleagro, lleno de rabia, le espetó que él estaba enamorado de ella y por eso se la daba, y que iba a opinar su esposa de esto, y el resto de hermanos lo apoyaron, diciendo que era verdad, porque o si no, no tenía ningún sentido. Meleagro empezó a discutir con ellos, y en un ataque de furia cogió su lanza, matando a dos de sus tíos.

     Cuando regresaron al castillo, la madre de Meleagro se enteró de que su hijo había matado a sus dos hermanos favoritos, así que sacó el tronco de acebo del cofre y lo arrojó al fuego. Cumpliendo así la profecía de las parcas, muriendo cuando se consumió el tronco.

martes, 8 de marzo de 2016

BÓREAS

     Bóreas era el dios del viento del norte, hijo de Eos, Diosa del Alba, y del Titán Astreo. Vivió en Tracia, al norte del Mar Egeo, y su naturaleza era muy distinta a la de Céfiro, el suave viento del oeste, ya que eran famosas sus terroríficas tormentas. Se le representa con una figura con dos rostros y enormes alas.

     Según se contaba, Bóreas había secuestrado a Oritía, una princesa ateniense, del río Iliso. Bóreas se había encaprichado de ella y empezó a suplicar sus favores, con la esperanza de persuadirla. Cuando esto falló, volvió a su temperamento normal y la raptó cuando bailaba en la ribera del Iliso. Bóreas la recogió en una nube de viento y la llevó a Tracia, teniendo con ella dos hijos, los mellizos Zetes y Calais, y dos hijas, Quíone y Cleopatra

     Desde entonces, los atenienses veían a Bóreas como un pariente político. Cuando Atenas fue amenazada por Jerjes, la gente rezó a Bóreas, de quien se dice que propició vientos que hundieron 400 barcos persas.

Fuentes: Wikipedia, Mitos y Leyendas
    

SERPIENTE PITÓN

   
     Pitón era una gran serpiente, hija de Gea, la madre Tierra, nacida del barro que quedó en la tierra después del gran diluvio. El monstruo vivía en una gruta cerca de Delfos, en el Monte Parnaso, y allí custodiaba el oráculo.

     Hera envió a Pitón para perseguir a Leto allá donde fuese, cuando se enteró que ella estaba embarazada de Zeus, y así no podría dar a luz dondequiera que el sol brillase. Así, cuando Apolo creció quiso vengar a su madre, persiguiendo a la serpiente hasta el monte Parnaso. Aunque no se atrevía a penetrar en el recinto sagrado de Gea en Delfos, lo mató con una de sus flechas a lado del trípode donde la sacerdotisa solía sentarse para comunicarse con las divinidades.

     La sacerdotisa del oráculo de Delfos se la llamó "Pitia", adoptando así el topónimo Pitón, que los griegos explicarían como el nombre de la putrefacción del cadáver de la serpiente muerta. Además, se dice que el dios había fundado los famosos Juegos Píticos para celebrar así su legendaria victoria y hacerse con el oráculo.

Fuentes: Wikipedia, Mitología Clásica

ARTEMISA

     Artemisa es una diosa, perteneciente a la mitología griega, que se caracterizaba por no tolerar  el contacto con los hombres, por lo que en muchos lugares su culto está restringido a las mujeres, estando severamente castigada la presencia de hombres durante el desarrollo de los mismos; y por ser una diosa salvaje y agreste, protectora de la caza, las bestias y los espacios naturales.

     Sobre el origen de Artemisa hay varias versiones, pero todas tienen en común que era hija de Zeus y Leto, y la hermana melliza de Apolo.

     La versión de Calímaco es que Hera, cuando se enteró de la infidelidad de Zeus con Leto, prohibió que ésta pudiera dar a luz tanto en el continente como en una isla. Sin embargo, la isla de Delos emergió de las profundidades del mar, o bien desobedeció sin más a Hera, y Leto dio a luz en ella.

     En otra de las versiones, recogida por Higino, cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada de Zeus, prohibió que diera a luz en cualquier lugar donde iluminara el Sol. Además, envió a la temible serpiente Pitón para que asesinara a Leto. Pero Zeus envió al viento Bóreas para que recogiera a Leto y la llevara junto a Poseidón, que la llevó a su vez a la isla Ortigia y cubrió el lugar con una bóveda formada por sus olas. Allí, Leto alumbró a Apolo y a Artemisa aferrándose a un olivo. Más tarde, la isla de Ortigia fue llamada Delos y Apolo mató a la serpiente Pitón para vengar los sufrimientos de su madre.

Fuentes: Wikipedia, Portal Clásico


domingo, 6 de marzo de 2016

ATALANTA

     Según la mitología griega, Atalanta es una heroína consagrada a Artemisa y reconocida por sus inmejorables habilidades para la caza. 

     Descienden de Árcade y de Clímene. Para Eurípides y otros, su padre era Ménalo. Sin embargo, la versión más difundida, por Hesíodo, es en la que Atalanta es hija de Atamante y Temisto, gracias a lo cual se la relaciona con la cultura beocia.

     Según cuenta la historia, el padre de Atalanta solo deseaba hijos varones, y al nacer ella, la abandonó a su suerte en el monte Partenio. Allí, fue criada por una osa que la cuidó y la amamantó, hasta que unos cazadores la encontraron y decidieron criarla.

     Cuando creció, Atalanta decidió no casarse nunca y mantenerse virgen para consagrarse a la diosa de la cacería y los montes, Artemisa, a quien emulaba con sus acciones. Además, un oráculo le predijo que el día en que se casara sería convertida en animal. Por ello, para evitar cualquier pretendiente, anunció que su esposo sería sólo aquél que lograra vencerla en una carrera; por el contrario, si ella triunfaba, debía matar a su oponente. Aun cuando Atalanta concedía ventaja a sus rivales al comienzo de la competición, ella siempre vencía y les daba muerte. Así que, Atalanta vivía en el bosque y llegó a ser una de las cazadoras más renombradas de la antigüedad.

     Se enfrentó a muchos peligros, como cuando dos centauros (Reco e Hileo) quisieron violarla, pero pudo defenderse y los mató con sus flechas. Su fama se difundió sobre todo después de participar en la cacería del Jabalí de Calidón y de ser la vencedora en la carrera de los juegos fúnebres que organizó Peleo, padre de Aquiles, en honor de su difunto hijo tras la Guerra de Troya.

     Pero un día, apareció un joven llamado Hipómenes, que consiguió obtener la mano de Atalanta gracias a un truco: llevaba con él unas manzanas de oro que le había regalado Afrodita, y que procedían del jardín de las Hespérides. Cada vez que la joven iba a darle alcance en la carrera, Hipómenes dejaba caer una de las manzanas, que Atalanta se detenía a recoger hechizada por su mágica belleza. Mientras ella se distraía con cada manzana que caía, el joven logró llegar antes a la meta.

     Así fue como Atalanta, presa de sus propias palabras, se casó con Hipómenes. La pareja, muy enamorada, vivió feliz durante un tiempo, compartiendo cacerías y hazañas. En una de estas ocasiones, los esposos entraron en uno de los santuarios de Cibeles, dando rienda suelta a su amor. Cibeles montó en cólera ante el sacrilegio y los transformó en dos leones. Después, los ató a su propio carro para que tiraran de él.

     Atalanta dio a luz un hijo, Partenopeo, que participó en la primera expedición de Los Siete contra Tebas. Otras tradiciones afirman que este niño no fue fruto de su matrimonio, sino que fue hijo del dios Ares, o de Meleagro durante la cacería del Jabalí de Calidón.

     Varios mitógrafos, como Apolodoro, la incluyen entre los Argonautas, el grupo de héroes que partió en un difícil viaje en busca del vellocino de oro. Ella sería la única mujer que participó en esta travesía.

     En Epidauro estaba la fuente de Atalanta, de la que se decía que brotó en el instante en que la joven golpeó la roca con su jabalina en una cacería durante la que tuvo sed.

     

viernes, 4 de marzo de 2016

LEYENDA DE AKA MANTO

     En Japón existe una Leyenda Urbana sobre los servicios públicos de mujeres, por la cual, se dice, que las mujeres allí, evitan utilizar al último baño, para evitar ser atacadas por una entidad malvada.
     Hace mucho tiempo, había una mujer llamada Aka Manto, un día tuvo la mala suerte de ser acosada hasta la muerte. Cuando su alma llegó al otro mundo pidió permiso para volver a la tierra y poder vengarse de todas las mujeres en el momento donde más vulnerables y solas se encuentren, en el último retrete de los baños, allí es donde aparece.

     Desde entonces, cuando una chica se mete en dicho baño, de repente, escucha una voz que le pregunta si quiere papel rojo o azul, en caso de elegir azul, entonces Aka Manto la estrangulará hasta morir, en caso de escoger rojo, entonces la decapitará y habrá todo un charco de sangre, si eligiera cualquier otro color para salvarse de la venganza, entonces saldrían desde adentro del retrete unas manos que la arrastrarían hasta el infierno, pero si no elige ningún color, el espíritu de Aka Manto se irá a buscar a otra presa.

    También se dice que a veces pregunta si se pondrán un chaleco rojo, en caso de que le respondan de manera positiva, lo que haría Aka Manto es quitarles toda la piel de la espalda y dejarla en carne viva, son horrendas en verdad todas las cosas que esta chica con la cara cubierta con una máscara hace para poder vengarse de todas las mujeres, pero siempre aparece en el último de los retretes por lo cual en ningún otro podrá aparecer, ahora entenderán porque las mujeres van en grupo al baño y ninguna quiere ir al último.

     Aunque tampoco se sabe el porque su venganza la dirige contra las mujeres y no contra quien/es le hicieron el daño.

jueves, 3 de marzo de 2016

TOMIR EL GIGANTE

         Hoy he vuelto de viaje, y he visitado Caravaca de la Cruz, me ha sorprendido esta población, para bien, claro, la belleza de sus calles, parajes, iglesias, hasta el punto de lamentar no poder quedarme más tiempo. Así que, nada más llegar, me he puesto a buscar a alguna leyenda y he encontrado esta en Caravaca de la Cruz-Tu lugar de peregrinación, y prometo volver, para seguir explorandola. Espero que la disfruteís:

        "Tomir era el único de los Titanes que no quiso ascender al Olimpio, cuando estos decidieron abandonar el mundo humano, por creer en Dios y conviviendo con los celtíberos, en las tierras de Caravaca de la Cruz.

         Trajo con él, el casco de Marte, que sacó con sus manos de las entrañas de la tierra; una fuerte lóriga (armadura hecha de láminas pequeñas e imbricadas de acero) sacada del Mediterráneo y una pesadísima clava hecha del árbol más duro y corpulento de la lejana Atlántida.

      Su enorme estatura, su fuerza de coloso y la intrepidez de su corazón, le hicieron ser el guerrero más temido que jamás tuvo el mundo. Austero por naturaleza, vio con desdén los cachivaches con que pretendían atraérselo los mercaderes fenicios; impidió las crueldades de los cartagineses; partidario de la ciencia del derecho sólo dio facilidades a los romanos para que se establecieran en esta comarca, y enamorado de las bellas artes atrajo a los griegos, a los que trató siempre con agasajo y cariño, dándoles para que se establecieran la margen izquierda del río, que llamaron Argos. Pero una noche encolerizado, destruyó las ciudades de Lacedemón y Asota, habían dejado que profanasen su suelo las plantas de los bárbaros; otro día hizo que los visigodos abjurasen de Arriano; también consiguió que los africanos Tarik y Musa a reconocer la independencia de esta comarca.

      Gracias a Tomir y los romanos, se labraron las tierras que dieron abundante cosecha; dirigidos por los árabes canalizaron las aguas que fecundaron las tierras labradas; por recuerdos de los fenicios se explotaron las minas e hicieron florecer a las industrias, y por indicaciones de los helenos se construyeron palacios y estatuas y jardines.

        Pero un día, llegó una princesa de ojos negros y de cabellos de oro, acompañada de pajes y escoltada por unos guerreros negros como el ébano, que cabalgaban sobre elefantes adornados con perlas y ricamente enjaezados con gualdrapas (cobertura larga que cubre y adorna las ancas de las cabalgaduras) carmesí.

         Tomir se enamoró de ella al instante y siguió a la caravana hasta la costa, en cuyas aguas esperaba un bajel encantado de velas de raso y casco de marfil; y la princesa fingiéndole amores lo invitó a que partiese con ella a su reino lejano; y el gigante partió; la princesa con un conjuro, hizo que atacaran a la nave unos monstruos marinos hasta hacerla zozobrar; pero Tomir, consciente de la traición, apresó a la princesa, y con el agua al pecho, hizo frente a los monstruos y venció; mientras tanto los moros entraron en la ciudad y saquearon sus palacios y destruyeron sus jardines y estatuas, y ayudados por los genios la rodearon de tan altas torres, de tan recias murallas y de tan hondos fosos que se creyeron invencibles.

         Tomir  volvió y la desleal princesa  fue sepultada viva bajo el “Álamo Blanco” desde donde en las noches de San Juan, al filo de las doce aún perciben sus  lamentos los oídos de los enamorados.

         Cuando terminó, volvió a su ciudad, y al verla rugió de tal forma que se estremecieron los montes, y se desplomaron las torres, y se derrumbaron las murallas, y tras una batalla duró cinco siglos, fue vencida. Desde entonces, cubierto de sudor y de tierra el gigante encantado duerme frente al poniente de la ciudad.

         En la tierra que lo cubre brotaron los breñales; sobre su cuerpo, pastan los ganados e hicieron sus cabañas los pastores; por sus recias perneras aullaron los mastines a los lobos, y entre los lambrequines de su casco anidaron las águilas caudales. En los atardeceres, desde el Camino del Huerto ven la silueta del gigante los ojos de los románticos y de los idealistas; el gigante encantado duerme, y dicen las crónicas de unos astrólogos agoreros, que cuando las trampas de guerra de un ejército invasor suenen por la vega de la ciudad, el mágico coloso sacudirá la tierra que lo cubre, y cogiendo su clava, librará de enemigos a la Caravaca inmortal."