En la mitología japonesa, Kagutsuchi, era la deida del fuego. Nació de Izanagi e Izanami. En el momento de su nacimiento le causó quemaduras en los genitales de Izanami, hiriéndola de muerte. Preso de la rabia, Izanagi tomó la espada y asesinó a Kagutsuchi.
Según el Kojiki, de la sangre de Kagutsuchi nacieron los siguientes dioses: Iwasaku, Nesaku e Iwatsutsunoo surgieron de la sangre que cayó de la
punta de la espada en unas rocas; Mikahayahi, Nihayahi y Takemikazuchi
surgieron de la sangre que cayó de la hoja de la espada; por último,
Kuraokami y Kuramitsuha surgieron de la sangre que cayó del mango de la
espada.
Del cadáver de Kagutsuchi nacieron los siguientes dioses: Masakayamatsumi, surgido de su cabeza; Odoyamatsumi, surgido del pecho; Okuyamatsumi, surgido del abdomen; Kurayamatsumi, surgido de los genitales; Shigiyamatsumi, surgido del brazo izquierdo; Hayamatsumi, surgido del brazo derecho; Harayamatsumi, surgido del pie izquierdo; Toyamatsumi, surgido del pie derecho.
Con el nacimiento de Kagutsuchi, marca el fin de la creación del mundo y marca el inicio de la muerte.
Es adorado como el dios del fuego y de los herreros (semejanza al dios griego Hefesto). Se le dedica tributo en el Santuario Akiba (Hamatsu, prefectura de Shizuoka), en el Santuario Atago (Ukyō-ku, Kioto) y en el Santuario Odaki (Yasugi, prefectura de Shimane).
Fuente: Wikipedia