En la mitología griega Eleos era la personificación de la piedad, la caridad y la misericordia. Este espíritu benigno era hija de Érebo y la Nix, y tenía como opuesta a Anaideia, la crueldad, hija probablemente de Nix o Eris, es compañera de Hibris, que era la personificación de la insolencia y falta de moderación e instinto. Hibris pasaba la mayor parte del tiempo entre los mortales. Según Higino era hija de Érebo y Nix. Otros autores le atribuyen la maternidad de Coro, la personificación del desdén.
Eleos tenía un altar en el ágora de Atenas. Era un templo de decoración modesta,
sin estatuas ni rituales, pues la diosa moraba sólo en los corazones de
los hombres. En él se escuchaba a todos los suplicantes día y noche por
muy horrendos que hubieran sido sus crímenes.
Por esto aquellos que
imploraban el asilo de los atenienses, como Adrasto (hijo de Tálao y Lisímica, fue rey de Argos) o los heráclidas (hijos de Heracles (Hércules)) y sus descendientes, acudían al altar de Eleos pidiendo clemencia.
Su equivelente romano era la diosa Misericordia.
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