En la mitología griega, Leto es una hija de los titanes Ceo y Febe y, madre con Zeus de los mellizos Apolo y Artemisa. En la mitología romana su equivalente, como madre de Febo (apodo o epíteto del dios Apolo) y Diana, es Latona. Con su hermana Asteria, fue venerada como diosa de la noche y de la luz del día.
Hera
persiguió a Leto y logró que nadie la acogiera salvo la isla Ortigia. Trató de impedir el nacimiento de sus hijos prohibiendo a
su hija Ilitía,
diosa de los partos. Cuando ya tenía Leto un retraso
de nueve días, conmovieron sus dolores a los dioses, que hicieron que
naciera primero Artemisa para ayudar a su madre en el alumbramiento de
Apolo.
La isla Ortigia quedó fijada al fondo con 4 columnas, y cambió su nombre por el de Delos, que significa brillante (por Apolo, dios de la luz). Pitón, hijo de Gea,
persiguió a Leto para matarla, puesto que su destino era que moriría a
causa del parto, pero no lo consiguió y cuatro días después de nacer,
Apolo mató a la serpiente con sus flechas.
Perseguidos por Hera,
Leto, Artemisa y Apolo llegaron a un estanque, y cuando iba la madre a
dar de beber a sus hijos, unos campesinos, instigados por Hera,
removieron el agua y la enturbiaron con el barro. Zeus los castigó
convirtiéndolos en ranas.
Apolo y Artemisa fueron grandes protectores de su madre, y mataron al gigante Ticio por intentar violarla.
También la defendieron de las burlas de Níobe, esposa de Anfión,
con el que había tenido siete hijos varones y siete mujeres, y se burlaba de
Leto por su escasa descendencia. Níobe fue castigada a ver morir por las
flechas de Apolo y Artemisa a todos sus hijos salvo Cloris.
Fuente: Wikipedia