En la mitología griega, Egina era una ninfa hija del dios-río Asopo y de Métope. Siendo amante del dios Ares, concibió al menos dos hijos: de Áctor tuvo a Menecio; y de Zeus, a Éaco. Menecio y Éaco serían después reyes.
Menecio fue rey de Opunte y uno de los argonautas. Por él fue Egina abuela de Patroclo, el compañero de Aquiles.
Éaco, rey de la isla Egina, fue conocido por haber ayudado a Poseidón y Apolo a construir las murallas de Troya. Por él, Egina fue bisabuela de Aquiles, que era hijo de Peleo, y éste de Éaco.
Según la tradición Zeus tomó la forma de un águila y raptó a Egina, llevándola a una isla del golfo Sarónico cercana al Ática llamada por ese entonces Enone o Enopia, y que a partir del rapto, es conocida como Egina. El padre de Egina, Asopo, se enteró por Sísifo del rapto y corrió tras ellos, pero Zeus le arrojó sus rayos, devolviéndolo a su cauce. Egina terminó dado a luz al hijo de Zeus: Éaco, que se convertiría en rey de la isla.
Al darse cuenta de la infidelidad, Hera envió una terrible enfermedad que diezmó la población de la isla. Ovidio, poeta romano, que vivió entre el año 43 y 17 a.C, relata en su obra, "Las metamorfosis", esta peste mitológica.
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