En la mitología romana, Plutón era el dios del inframundo. Su equivalente en la mitología griega era Hades, aunque Plutón era más benigno. Se le suele confundir con Pluto, el dios griego de las riquezas.
Los romanos pusieron a Plutón no sólo entre los doce grandes dioses sino
también entre los ocho dioses elegidos, que eran los únicos que estaba
permitido representar en oro, en plata y en marfil.
Plutón era hijo de Saturno y Ops, y esposo de Proserpina, a quien raptó para casarse con ella. La madre de ella, Ceres (diosa de la agricultura), acudió a la ayuda de Saturno para liberar a su hija, o la tierra dejaría de dar frutos, provocando una gran cantidad de hambruna. Saturno obligó a Plutón a liberar a Proserpina, pero con la
condición de que puedan pasar juntos los seis meses del año, mientras
que los otros seis meses Plutón debía pasar con la madre de Proserpina.
Su palacio se ubica en mitad del Tártaro. Sus súbditos, sombras ligeras y miserables, todo lo
que la muerte
cosecha sobre la Tierra vuelve a caer bajo el cetro de este dios,
aumentando su riqueza o convirtiéndose en su presa. Desde el día en que
inauguró su reino, ni uno de sus ministros infringió sus órdenes, ni uno
de sus súbditos intentó una rebelión. De los tres dioses soberanos que
controlan el mundo, él es el único que nunca ha de temer la
insubordinación o la desobediencia y cuya autoridad se reconoce
universalmente.
Plutón era el más despiadado y temido por los hombres, quienes lo califican de inflexible o terrible. Se le temía por su fealdad y la dureza de sus rasgos. También era el más justo de todos los
dioses, pues a su reino acababa llegando cualquier ser mortal más tarde o
más temprano, sin importar su clase, rango o lugar de procedencia.
Se suele representar con una espesa barba y un aire severo. A
menudo lleva su casco, regalo de los Cíclopes y que tenía el poder de
volverlo invisible. A veces, ciñe su frente con una corona de ébano, culantrillo o narciso.
Cuando se sienta sobre su trono de ébano o azufre lleva en su mano
derecha un cetro negro, una horca o una pica. A veces tiene llaves en
sus manos, para indicar que las puertas de la vida se cierran para
siempre para los que llegan en su reino. Se le representa también en su carro tirado por cuatro caballos negros.
Fuentes: Wikipedia