Aokigahara Jukai, o mar de árboles, Es un bosque de 35 km2 ubicado al noroeste de la base del Monte Fuji entre la prefectura de Yamanashi y Shizuoka, Japón. Son famosos sus alrededores, con
maravillosos lagos y bosques. Uno de estos preciosos bosques es
Aokigahara Jukai, nacido de un torrente de lava en el año 864. A pesar
de su joven historia y de su superficie, este profundo bosque se ha
hecho famoso por sus leyendas y por los fenómenos misteriosos que
supuestamente ocurren en él, habiendo poemas de 1000 años indicando que el bosque está maldito.
Muchos turistas se aventuran a recorrer el bosque, a pesar que las autoridades lo desaconsejan, ya que brújulas y GPS dejan de funcionar en esa zona. La leyenda dice que los que emprenden este viaje, no
regresan jamás. Sus
esqueletos o sus cuerpos medio devorados por "algo" son reencontrados
regularmente en este bosque, profundo y oscuro. En ocasiones, son los
que van en busca de sus cuerpos desaparecidos o para dilucidar el
misterio de este lugar los que se pierden también. Una vieja leyenda
dice que un gran número de murciélagos viven allí. Éstos atacan a los
paseantes e intentan ahogarlos cubriéndoles la cara.
En el Japón feudal del siglo XIX, cuando las hambrunas y las epidemias azotaban a la población, las familias más pobres abandonaban a su suerte a los niños y a los ancianos que no podían alimentar. Por este motivo, surgieron historias que afirmaban que el bosque estaba encantado por los fantasmas de los que allí murieron. Su fama como lugar de suicidio quizá se deba a que en 1960 se publicó la novela Nami no Tou de Seicho Matsumoto, en la que al final de la obra dos amantes se suicidan en el bosque. Además, en 1993 se publicó El completo manual del suicidio de Wataru Tsurumi, una guía para suicidarse donde recomienda este bosque como un lugar idóneo para quitarse la vida.
En el Japón feudal del siglo XIX, cuando las hambrunas y las epidemias azotaban a la población, las familias más pobres abandonaban a su suerte a los niños y a los ancianos que no podían alimentar. Por este motivo, surgieron historias que afirmaban que el bosque estaba encantado por los fantasmas de los que allí murieron. Su fama como lugar de suicidio quizá se deba a que en 1960 se publicó la novela Nami no Tou de Seicho Matsumoto, en la que al final de la obra dos amantes se suicidan en el bosque. Además, en 1993 se publicó El completo manual del suicidio de Wataru Tsurumi, una guía para suicidarse donde recomienda este bosque como un lugar idóneo para quitarse la vida.
Numerosas historias hacen mención de personas que fueron testigos de apariciones espantosas de fantasmas. Sin duda, los espíritus de los suicidados que están condenados a vagar por el bosque para la eternidad. Aokigahara está considerado como el sitio más encantado de Japón. Se dice que este lugar es el purgatorio para los "Yurei", los fantasmas vengadores que han sido arrancados de la vida demasiado temprano por una muerte violenta como el suicidio o el homicidio.
Éstos aúllan su sufrimiento a través del viento. Muchos espiritistas afirman que los árboles mismos están impregnados de una energía malévola acumulada desde hace siglos. Esta energía proviene naturalmente de todos esos desgraciados que se han suicidado y que hacen todo lo posible para atraerte para que no salgas de ese lugar maldito.
Fuera del ámbito de los mitos y las leyendas, lo cierto es
que la tasa de suicidios en esta zona es tan preocupante, que el
gobierno local se ha dedicado a sembrar el bosque de carteles y avisos,
tanto en japonés como en inglés, donde se conmina a los suicidas
potenciales a buscar ayuda psicológica. “Tu vida es valiosa y te ha sido
otorgada por tus padres. Por favor, piensa en ellos, en tus hermanos e
hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo”; éste es
el mensaje que se puede leer en algunos de los carteles que se pueden
hallar por el bosque.
La gran cantidad de suicidios ocurridos en el interior de Aokigahara (otorgándole el segundo lugar con más suicidios del mundo, después del puente de Golden Gate de San Francisco), ha hecho que se designe a unos trescientos operarios que, desde 1970, hacen batidas y se adentran anualmente en el bosque para localizar los cadáveres que no han sido encontrados por los visitantes y guardias forestales, y la policía patrulla constantemente los alrededores del bosque en busca de posibles suicidas.
La gran cantidad de suicidios ocurridos en el interior de Aokigahara (otorgándole el segundo lugar con más suicidios del mundo, después del puente de Golden Gate de San Francisco), ha hecho que se designe a unos trescientos operarios que, desde 1970, hacen batidas y se adentran anualmente en el bosque para localizar los cadáveres que no han sido encontrados por los visitantes y guardias forestales, y la policía patrulla constantemente los alrededores del bosque en busca de posibles suicidas.
El Bosque Aokigahara, mortalmente hermoso |
Fuentes: Webmisterio , Mundos Propios , Wikipedia