La Lamia es una criatura femenina que la podemos encontrar en diferentes culturas, como en la Vasca, Íbera, Castellana, Búlgara y Hebrea, y siempre se la define como asusta niños y seductora terrible. A menudo se la asocia con figuras similares de la cultura griega (Empusa) o hebrea (Lilith).
En la Mitología Grecorromana, encontramos al historiador griego Diodoro Sículo, Laima era una reina de Libia a la que Zeus amó, hija de Poseidón o Belo y Libia. Hera,
celosa, la transformó en un monstruo y mató a sus hijos (o, en otras
versiones, mató a sus hijos y fue la pena lo que la transformó en
monstruo). Lamia fue condenada a no poder cerrar sus ojos, de modo que
estuviera siempre obsesionada con la imagen de sus hijos muertos. Zeus
le otorgó el don de poder extraerse los ojos para así descansar, y
volver a ponérselos luego. Lamia sentía envidia de las otras madres y
devoraba a sus hijos. Tenía el cuerpo de una serpiente y los pechos y la
cabeza de una mujer. Sirvieron de modelo para otros seres como, los pequeños monstruos africanos,
humanos de la cintura para arriba, que atraían a los viajeros con su
agradable siseo y enseñando sus senos, para después matarlos y devorar
sus cuerpos.
En la Mitología Vasca, las lamias son genios mitológicos a menudo descritos con pies de pato, cola de pescado o garras de algún tipo de ave, pero es más frecuente encontrarlas como, mujeres muy hermosas, que viven cerca de los
ríos y las fuentes, donde acostumbran a peinar sus largas cabelleras con
codiciados peines de oro. Suelen ser amables y la única manera de enfurecerlas es robarles sus peines. Se cuenta también que han ayudado a los hombres en la construcción de dólmenes, cromlech y puentes. A veces se enamoran de los mortales, y llegan a tener hijos.
Otras dicen que no son más que la diosa Mari (diosa Vasca). Hay una leyenda que una mujer le robó el peine de oro a
una lamia y esta, enfurecida, trató de maldecirla, pero no lo logró,
puesto que sonó la campana de la iglesia y eso la salvó, ya que al parecer, las Lamias no pueden pisar suelo sagrado, ni nada que este relacionado. En el sureste de la Península, el mito de las lamias se adapta en la Leyenda de la Encantada, mientras en el norte se encuentra en las anjanas o xanas.
En la Mitología Castellana también se la describe como una mujeres de singular belleza que peinan sus largos
cabellos, alrededor de una fuente, en algún paraje escondido para atraer
a la gruta en que viven a los viadantes que se acerquen a esos parajes
en una fecha determinada. La más conocida es la lamia o aparecida de Usanos
(Guadalajara) en donde una mujer con la característica de ser una lamia
se aparece peinando sus cabellos y mirándose en un espejo, en el día de
San Juan, teniendo solamente esa fecha para tornar a su estado normal, a
condición de que traspase su hechizo a otro ser mortal.
En la Mitología Búlgara, la lamia es una misteriosa criatura con varias cabezas, que puede hacer crecer una y otra vez si se le cortan (como la Hidra de Lerna).
Se alimenta de la sangre de la gente o, matando
mujeres jóvenes para realzar su belleza y así poder seducir hombres.
Este monstruo atormenta a menudo los pueblos y puede ser encontrado en
cuevas o en el subsuelo. En algunas historias tiene alas, en otras su
respiración es de fuego. La lamia no tiene sexo, pero se suele
considerar del femenino.
Fuentes: Wikipedia