La "Leyenda de Gara y Jonay" constituye una de las narraciones aborígenes más populares de las Islas Canarias (España). Es la historia de amor de un príncipe y una princesa aborigen
que debido la oposición de sus familias deciden suicidarse. Esta
leyenda ha sido de hecho calificada como la versión canaria de Romeo y Julieta, aunque esta leyenda aborigen es considerablemente más antigua que aquella de William Shakespeare.
Hubo un tiempo, en la isla de La Gomera vivía una muchacha llamada Gara, princesa de la isla. En esta isla había unos chorros que aún se
conservan, los chorros de Epina, que podían predecir el futuro en asuntos del corazón: si el agua se mantenía tranquila
indicaba dicha en el amor, mientras que si el agua se enturbiaba era signo de
desamor.
Durante la fiesta de Beñesmer, el año nuevo guanche, Gara y otras
jóvenes decidieron visitar los chorros y ponerlos a prueba. Cuando llegó
el turno de Gara, el agua se mantuvo tranquila y serena pero luego
empezó a enturbiarse y agitarse, apareciendo
un sol incendiario. Contrariada, Gara consultó a Gerían, el sabio del
lugar. Este, de manera misteriosa, le dijo: “Lo que ha de suceder, sucederá. Huye del fuego, Gara, o el fuego te consumirá”.
Ese mismo día llegó a la isla Jonay, hijo de un mencey tinerfeño, que junto con su padre y demás nobles fueron a
las fiesta de la pequeña isla. Cuando las miradas de Gara y Jonay se
cruzaron, los jóvenes se enamoraron perdidamente en ese mismo instante.
Así se lo hicieron saber a sus padres y, para añadir más jubilo y
alegría al Beñesmer, quisieron hacer público su compromiso. Pero
entonces el mar se llenó de destellos: el gran volcán de Tenerife,
Echeyde (Teide), arrojaba lava y fuego por el cráter. Tanta era la furia
de su erupción que desde La Gomera se podían divisar las largas lenguas
encendidas de la cima.
Entonces, Gara, recordó el augurio de los chorros y del anciano. Gara era
princesa de Agulo, El Lugar Del Agua. Jonay venía de la Tierra del
Fuego, de la Isla del volcán. Gara y Jonay, agua y fuego. Aquel amor
era imposible. Los padres de ambos, al enterarse del augurio, les prohibieron verse y al separarlos, la furia del volcán cesó.
El joven Jonay, una vez de vuelta a Tenerife, no podía olvidar a Gara, así que, bajo el manto de la noche, se dispuso a volver junto a su amada a nado. Cuando llegó a La Gomera buscó a Gara,
cuando la encontró, la convenció para huir juntos. Ambos se dirigieron hacia El Cedro, en lo más alto de la isla, perseguidos por los soldados del padre de ella. Los amantes subieron hasta el pico más alto de La Gomera, y
al verse acorralados, tomaron un palo afilado por ambas puntas y,
apoyándolo en sus pechos, se abrazaron y murieron atravesados.
Desde entonces esa montaña se llama Garajonay, en recuerdo de los dos
enamorados que prefirieron morir juntos a continuar su vida separados.
Actualmente el lugar es un Parque Nacional: el Parque Nacional de Garajonay.
Chorros de Epina |
Fuentes: Wikipedia, Cuentos del Mundo