La Anjana es un personaje fantástico, referido por el costumbrista Manuel Llano
en el primer tercio del s XX como parte de la mitología cántabra. Este
autor recoge en su obra cuentos relativos a la anjana en
los valles de Santillana, Valdáliga, Rionansa, Lamasón, Polaciones, Cabuérniga, Aras, y Meruelo.
Se las describe con largas trenzas
adornadas con lazos y cintas de seda, ceñida la cabeza con hermosas
coronas de flores silvestres. Visten una fina y larga túnica blanca que cubren con una capa azul, y en sus manos llevan una vara de fresno, espino,
o una pica dorada, con la que golpean la tierra, el agua, u otros
objetos para hacer sus encantamientos. Tienen una piel blanquísima y una
mirada amorosa y serena, pero pueden convertirse en personas, árboles,
animales u objetos inanimados. Generalmente son seres bondadosos que
amparan y ayudan a la gente necesitada o afligida, y poseen grandes
palacios subterráneos, ocultos en torcas y cuevas -frecuentemente en
fuentes y ríos-, en donde guardan magníficos tesoros que a menudo usan
para tentar y castigar a los codiciosos y soberbios, o para favorecer a
los más humildes o desfavorecidos de buen corazón. Llano pone en boca de
un vecino de Viaña que algunas anjanas llevan ropa y calzado a los
menesterosos cada cuatro años en el día de Reyes. Pero también hay
anjanas malvadas, si bien su poder suele ser neutralizado por las
bondadosas. Estos seres feéricos son los antagonistas de los crueles y despiadados ojáncanos y ojáncana.
A las anjanas se las ve paseando por las sendas de los bosques, descansando en las orillas de los veneros y en los márgenes de los arroyos que parecen que cobran vida. Conversan con las aguas que manan de las fuentes y manantiales
que es donde viven. Ayudan a los animales heridos, a los árboles
partidos por las tormentas o los ojáncanos, a los enamorados, a aquellos
que se extravían en la frondosidad del bosque
o en el rigor de la nevada, a los pobres y a los que sufren. Cuando
pasean por los pueblos dejan regalos en las puertas de los que se lo han
merecido y si se las invoca pidiendo ayuda, ellas la prestarán, si quien la pide es buena persona, pero también castigan a quien obra mal.
En el solsticio de primavera,
a la media noche, se reunen en las brañas y danzan hasta el amanecer
asidas de la mano, esparcen rosas y quien logre encontrar una de estas rosas, será feliz hasta
la hora de su muerte.
He encontrado una oración, para conseguir su bendición y dice así:
La anjana está íntimamente relacionada con seres mitológicos como las xanas (mitología asturiana), las lamias, las mouras (mitología gallega), Mari y Mairu (mitología vasca) y las encantadas,
de hecho una y otras, en esencia, son versiones diferentes de la misma
narración pero adaptadas a entornos culturales particulares.
Anjana |
Fuentes: Wikipedia, Mitología de Cantabria