miércoles, 27 de marzo de 2019

MIDAS

Midas y su hija, de Arthur Rackham
     En la mitología griega, Midas era rey de Frigia, e hijo de Gordias y Cibeles. Tenía una hija llamada Zoe.

     Tras la muerte de Orfeo, Dioniso dejó Tracia. Su viejo guardián Sileno, bebido como siempre y se perdió, fue recogido por los agricultores frigios, que le llevaron ante Midas. El rey, reconoció de inmediato al anciano y organizó un banquete en su honor. Después le llevó hasta el dios de nuevo y éste, encantado de tener de nuevo a su viejo maestro a su lado, quiso agradecer el gesto de Midas concediéndole algo a cambio. Midas deseó que todo lo que tocase se convirtiese en oro. El deseo se cumplió y, aunque al principio estaba encantado con la novedad, muy pronto se dio cuenta que fue un error, ya que cuando intentaba comer o beber, todo se convertía, lo que le provocaría la muerte por hambre y sed. Pidió al dios que le liberara de su don, para lo cual tuvo que bañarse en el río Pactolo, que desde entonces contuvo arenas auríferas.

     Después de eso, a menudo pasaba los días al aire libre, convirtiéndose en un devoto seguidor de Pan, que se atrevió a retar a un concurso a Apolo, para demostrar quién era mejor con la flauta. Tmolo, el dios de la montaña, sería el juez de la competición. Midas estuvo presente y felicitó a Pan por su maravillosa actuación. Pero cuando le tocó a Apolo,  dejó maravillado a todo el mundo, lo que convenció a Tmolus para darle el premio. Todos estuvieron de acuerdo menos Midas. Apolo se puso tan furioso que convirtió sus orejas en las de un burro.

     Midas avergonzado, se cubrió la cabeza con el tocado tradicional en Frigia. Sólo su bar­bero conocía su deformidad y estaba obligado a guardar el secreto, pero el peso de la promesa era tal que no pudo resistirlo e hizo un agujero en la tierra en el que susurró que Midas tenía orejas de burro. Después de quitarse ese peso de encima, tapó el agujero y regresó a casa. En el punto en el que había susurrado brotaron unos juncos que proclamaban sus palabras cada vez que soplaba el viento y así todo el mundo pudo saber que el rey tenía orejas de burro.

     Midas gobernó en el período entre el 740 a. C. y el 696 a. C.. Según Aristóteles, la leyenda afirmaba que Midas murió de hambre debido a su extraño poder. Asimismo, su historia sostiene que Midas y su padre Gordias fundaron la ciudad de Gordio, capital de Frigia, y ataron el Nudo gordiano.

     La expresión nudo gordiano procede de una leyenda la cual los habitantes de Frigia necesitaban elegir rey, por lo que consultaron al oráculo. Éste respondió que el nuevo soberano sería quien entrase por la Puerta del Este, acompañado de un cuervo posado sobre su carro. El que cumplió las condiciones fue Gordias, un labrador que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. En señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior, tan complicado que nadie podía desatarlo. Según se dijo entonces, aquel que lo consiguiese conquistaría toda Asia.

     El reinado de Midas supone la mayor época de esplendor de Frigia, ocupando una extensa zona de Asia Menor. Mantuvo relaciones comerciales con Asiria y Urartu, alcanzando el rey una riqueza extraordinaria, que llamó la atención de los griegos, quienes le dedicaron un espacio en la mitología.

     Contemporáneo de Tiglath-Pileser III, Salmanasar V, y Sargón II, durante muchos años instigó levantamientos de los principados de Asia Menor contra Asiria, apoyando a Hama, Karkemish, Tabal, Gurgum, Kummukhu y Meliddu, hasta que finalmente fue atacado por Sargón II. Temeroso del poder del asirio, Midas le envió una embajada, declarándose vasallo.

     Después de los conflictos con Sargón II, sufrió invasiones de los cimerios, que destruyeron la capital Gordio. Según la tradición, Midas se suicidó y así terminó el corto período hegemónico de Frigia.

Fuente: Wikipedia, https://mitosyleyendascr.com/