Pietro bernini, Príapo, 1616 |
En la mitología griega, Príapo es un dios menor rústico de la fertilidad, tanto de la vegetación como de todos los animales relacionados con la vida agrícola, y un personaje puramente fálico. Era adorado como protector de los rebaños de cabras y ovejas, de las abejas, del vino, de los productos de la huerta e incluso de la pesca.
Príapo se solía representar con un enorme falo en perpetua erección o en posición fálica. Los romanos solían colocar en sus jardines estatuas de Príapo, normalmente con la forma de toscas hermas (pilar cuadrado o rectangular) de madera de higuera, con un enorme falo erecto, llevando fruta en su ropa y una hoz o una cornucopia en la mano. Príapo alejaba el mal de ojo y su estatua protegía las huertas de los ladrones. Como otras divinidades protectoras de las artes agrícolas, se le creía poseedor de poderes proféticos.
Según algunos mitógrafos, sus lugares de culto eran las ciudades de Asia Menor situadas en el Helesponto, particularmente Lámpsaco. Más tarde, su culto se difundiría por Grecia e Italia. Los poetas griegos más antiguos, como Homero o Hesíodo, no mencionan Príapo, y Estrabón afirma expresamente que sólo tardíamente fue objeto de adoración divina.
Príapo tenía tantas similitudes con los otros dioses de la fertilidad que los órficos le identificaban con sus místicos Dioniso, Hermes, Helios y demás.
Luciano cuenta que Príapo era considerado en Bitinia un dios guerrero, un tutor rústico del infante Ares.
Príapo suele ser considerado hijo de Dioniso y Afrodita. Se dice que ésta había cedido a Dioniso, pero durante la expedición de éste a la India le fue infiel y vivió con Adonis. A la vuelta de Dioniso Afrodita volvió a su lado, pero pronto le abandonó de nuevo y marchó a Lámpsaco para dar a luz al hijo del dios. Hera, decepcionada por la conducta de Afrodita, la tocó y su poder mágico hizo que alumbrase un hijo extremadamente feo y con unos genitales inusualmente grandes.
Otras fuentes Príapo era hijo de Dioniso y de una náyade o de Quíone y dio su nombre a la ciudad anatólica de Príapo, actual Karabiga, mientras otras también le describen como hijo de Adonis con Afrodita, de Hermes, o de un padre de largas orejas, esto es, de Pan o de un sátiro.
En los Fastos de Ovidio, la ninfa Lotis cayó dormida ebria en un banquete, y Príapo aprovechó esta oportunidad para violarla. Justo cuando iba a abrazarla uno de los burros de Sileno alertó al resto de invitados. Lotis se despertó y rechazó a Príapo, pero su auténtica salvación fue ser transformada en flor de loto. Para hacerle pagar por estropearle esta oportunidad, Príapo mató al burro. Esta anécdota servía para explicar por qué en la ciudad de Lámpsaco, donde Príapo era adorado entre la descendencia de Hermes, se sacrificaban burros.
Otras leyendas explicaban el porqué de estos sacrificios. Según una de ellas, Hestia fue avisada por un burro cuando Príapo iba a violarla (y por esto mismo en la fiesta de Hestia se coronaba a los asnos con flores). Otra leyenda cuenta que el origen está en una pelea que Príapo tuvo con un asno (al que Dioniso había concedido el don de la palabra) sobre el tamaño de sus respectivos miembros viriles. Príapo ganó y mató al asno, aunque luego sintió pena y lo subió a las estrellas.
Fuente: Wikipedia