domingo, 7 de abril de 2019

MOLOCH / MOLOCH BAAL

     Moloch o Moloch Baal fue un dios de origen canaanita (antigua de una región de Asia Occidental, situada entre el mar Mediterráneo y el río Jordán y que abarcaba parte de la franja sirio-fenicia), el cual se ha asumido erróneamente que fue adorado por los fenicios, cartagineses y sirios. Era considerado el símbolo del fuego purificante. Griegos y romanos lo identificaban con Cronos y Saturno.

     Moloch es representado como una figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono y con una corona u otro distintivo de realeza, como un báculo.

     Según la historiografía clásica y de siglo XIX, los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños. Historiadores de la Antigüedad como Plutarco, Diodoro Sículo, Simónides de Cea, Teodoro o Clitarco de Alejandría relatan de manera casi propagandística grotescas imágenes para denigrar a sus enemigos acusándolos de tales abominaciones, debido a que Cartago era la principal potencia que rivalizaba con Roma. Al igual, los fenicios eran los principales rivales comerciales de los griegos. Esto se acentuará en el siglo XIX de nuestro tiempo con un creciente antisemitismo que aprovechará la que por entonces se tenía historiografía clásica para un aprovechamiento contra las poblaciones semitas.

     En los templos en los que se rendía culto a Moloch, se encontraba una enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua estaba hueca y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de la estatua, se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. En ocasiones, los brazos estaban articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio se depositaban en las manos de la estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente del dios, análogo a la historia grecorromana de Cronos/Saturno cuando se tragaba a sus hijos.

     Plutarco relata (De Superstitiones, 171) que se inundaba la zona con un fuerte ruido de flautas y tambores, de modo que los gritos y lamentos no alcanzaban los oídos de la multitud.

     Teodoro también relata que los familiares tenían prohibido llorar, y que cuando Agatocles derrotó a Cartago, los nobles cartagineses creyeron que habían disgustado a Moloch, así que sustituyeron a los niños recién nacidos por sus propios hijos para el sacrificio. Intentaron compensar al dios realizando el holocausto con 200 niños de las mejores familias. La gigantesca estatua de bronce estaba al rojo, y las tropas que sitiaban la ciudad asistían al espectáculo desde las murallas exteriores que ya habían conquistado.

     Clitarco en un comentario sobre la República de Platón, dice que al ver venir al Sumo Sacerdote de Moloch vestido de túnica púrpura, color de pureza, le preguntó cuál es el origen del culto. Le contestó que en los tiempos primordiales hubo una gran catástrofe y hoy en día, si no fuera por los sacrificios para fertilizar la tierra, serían piedras lo que se encontrase en ella. Entonces, en medio de una plataforma había una estatua de Cronos, con las manos extendidas sobre un brasero de bronce, las llamas que engullen a los niños. Cuando las llamas alcanzan el cuerpo, sus miembros se contraen y la boca abierta casi parece reír, hasta que el cuerpo contraído se desliza resbalando al fondo del brasero.

     Tradicionalmente se ha dicho que el culto a Moloch se extendió junto con la influencia de los Fenicios en el Mediterráneo, llegando incluso a las costas de los Etruscos y la península Itálica. Cartago lo tenía como dios supremo y protector de la ciudad. Sin embargo, todo esto no es demostrable ya que las divinidades máximas de Cartago eran Tanit y Baal Hammon. Incluso puede que sea la figura del «becerro de oro» de la que se habla en la Biblia cuando Moisés baja con las Tablas de La Ley, lo que haría hincapié en la idea de que es una deidad propia del pueblo hebreo, no extranjera.

     Diversos textos latinos, dicen que estas ofrendas de niños son inciertas y se creen que dicho sacrificio no existe en realidad, sino que son necrópolis de niños menores de 2 años.

     La religión Hebrea entró en conflicto con el culto de los moloquitas, si bien fue la expansión del Imperio Romano la que propició la caída del culto a Moloch. Como muchas otras deidades que aparecen en la Biblia, Moloch encontró un lugar en la demonología medieval europea. En ella aparecía como un demonio que encontraba placer en provocar el llanto de las madres a las que robaba sus hijos. Según las tradiciones demonológicas, su fuerza era especialmente poderosa en el mes de diciembre.

Fuente: Wikipedia