miércoles, 30 de enero de 2019

AEDEA / AEDE


     En la mitología griega Aedea o Aede, es la tercera y última de las musas originales (según Pausanias), junto con sus hermanas Mnemea y Meletea.

     Aedea es la musa de la ejecución de la obra artística; es la de la puesta en escena como tal, ya que es ella la que se encarga de leer, recitar, tocar o cantar lo que anteriormente su hermana Mnemea ha escrito. Representa el momento en el que una obra de arte es utilizada.

     Por otro lado, se piensa que la obra artística sólo tiene vida propia mientras el artista la estaba creando, pero este trabajo no le correspondía a Aedea, sino a su hermana Mnemea. Una vez que la obra estaba creada, ‘muere’ en cierto sentido, pues pasa a ser estática y no sufre más cambios. Como culminación de la obra, sólo queda su reproducción o ejecución de dicha obra, trabajo que correspondía a Aedea.

     Se la representa como una joven en actitud de cantar o recitar poemas, al mismo tiempo que va pulsado una lira, porque se considera que el sonido de los instrumentos musicales es como un símil de una voz.

Fuente: Wikipedia

MELETEA / MÉLETE

     En la mitología griega Meletea o Mélete, es la primera de las tres musas según Pausanias, junto con sus hermanas Aedea y Mnemea.

     Meletea es la musa del pensamiento, de las ideas y la imaginación, encargada de ir formando en su mente los primeros esbozos de la idea creativa, la cual, más tarde, desembocará en la obra artística, con la ayuda de sus dos hermanas restantes.

     Los poetas consideran que las cosas o las obras artísticas nacen con Meletea, pues toda obra artística en un principio es sólo una idea incorpórea en la mente del artista. Meletea piensa en abstracto, y deja el trabajo de la creación propia de la obra a Mnemea, y el de la ejecución a Aedea.

     A Meletea se la representa generalmente como una joven en actitud de pensar, mirando a la nada o al infinito y con un dedo puesto sobre su boca.

Fuente: Wikipedia

martes, 29 de enero de 2019

GRIFO

     El grifo​ es una criatura mitológica, cuya parte frontal es la de un águila, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte posterior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y cola larga.

     Algunos grifos se representan con orejas puntiagudas en la cabeza o plumas en la cola. De acuerdo con los mitos, es ocho veces más grande y fuerte que un león común y no es raro que se lleve a un jinete con su caballo, o a un par de bueyes, que entran en sus patas. Con sus garras se fabrican copas para beber, y con sus costillas arcos para proyectar flechas.

     Parece tener su origen en Oriente Próximo, pues aparece en las pinturas y esculturas de los antiguos babilonios, asirios y persas.

     También se encuentran representaciones de grifos en la pintura minoica, como en el famoso sarcófago de Hagia Triada.

     Una leyenda griega relata que el dios Apolo había ido a buscar grifos y había regresado a Grecia cabalgando uno de ellos. Los grifos estaban consagrados a Apolo y vigilaban sus tesoros para protegerlos de los Arimaspos (pueblo fantástico que habitaba más allá de la tierra de los isedones, en el remoto noreste. Tenían un solo ojo y mantenían un continuo enfrenamiento con los grifos, guardianes de oro). También custodiaban las cráteras de vino de Dioniso.

     Un mito medieval, cuenta que se encargaban de velar por el oro que había en los desiertos del norte de la India. La razón de esta vigilancia podía deberse al deseo de proteger sus crías, puesto que ponían sus nidos en las montañas de las cuales se extraía el preciado metal.

     Los antiguos romanos lo usaban con propósitos decorativos en frisos y en patas de mesa, altares y candelabros. El motivo del grifo se utilizó en los primeros tiempos del cristianismo en los bestiarios de san Basilio y san Ambrosio. Réplicas de piedra sirven con frecuencia como gárgolas en la arquitectura gótica de la baja Edad Media.

     El grifo es también un emblema en la heráldica, como el unicornio, el león, el hipogrifo y otros. Al igual que éstos, aparece varias veces en escudos de familia y estandartes. Representa convencionalmente la fuerza, el valor y la vigilancia.

     El grifo representa para las culturas persa e india lo que el dragón es a los chinos.

     Para algunas culturas antiguas, el grifo tenía el poder de controlar los cuatro elementos, (cinco para los hindúes). Según algunos relatos, arrojaban fuego por un orificio junto a su nariz y aire helado de sus pulmones salía por su boca, e incluso se decía que al batir sus alas podían generar maremotos y que al rugir, hacían temblar.

Fuente: Wikipedia

PÍERO

     En la mitología griega Píero es el nombre de dos personajes:

     1-PÍERO: rey de Pella (Macedonia, actualmente Emacia), hijo de Macedón y hermano de Ámato, considerado con frecuencia padre con Evipe o Antíope de nueve hijas, las Piérides, a quienes dio los nombres de las nueve Musas (y quienes las transformarían en urracas tras haber sido desafiadas en un concurso de canto). A veces se le considera también padre de Lino o de Eagro (por tanto, abuelo de Orfeo).

     2-PÉRO: hijo de Magnes de Tracia y Melibea. Algunas tradiciones le consideran padre de Jacinto con la musa Clío, a quien Afrodita había inspirado el amor por él tras haberse burlado del que ella sentía por Adonis.

Fuente: Wikipedia

ÉGIDA

     En la mitología griega, según Homero, la égida es el escudo o rodela de Zeus, labrado para él por Hefesto, guarnecido con borlas y que lleva la cabeza de Medusa en su centro. 

     Cuando Zeus lo agitaba, el monte Ida se cubría de nubes, produciéndose una especie de gigantesco tornado. A veces Zeus lo prestaba a Atenea y, raramente, a Apolo.

     En una historia posterior​ se cuenta que Zeus usó la piel de la cabra Amaltea, que le había amamantado en Creta, como una rodela cuando se marchó a luchar contra los Gigantes. Está también la leyenda que retrata a la égida como un monstruo que respiraba fuego, como la Quimera, al que mató Atenea, quien luego llevó su piel como coraza.​ Otros incluso dicen que la égida era la piel de Palas.

     También, en la mitología nórdica, el enano Fafner lleva un casco llamado égida.

     La égida también aparece en la mitología egipcia, donde la diosa Bastet era a veces representada llevando un sistro (instrumento musical) ceremonial en una mano y una égida en la otra. Normalmente ésta se parecía a un collar o gorjal (armadura de placas que se ajusta al cuello) adornado con una cabeza de leona. Platón intuyó el paralelismo entre Atenea y la antigua diosa egipcia y libia, Neit, deidad guerrera a la que también se la representa llevando un escudo.

     La antigua Nubia compartía muchos de los aspectos de su mitología con la del antiguo Egipto, y existe un debate sobre la auténtica fuente original de algunos de los conceptos religiosos que comparten las dos culturas y, si la asimilación fue de Nubia a Egipto, o a la inversa, o mediante intercambios mutuos. Hubo un tiempo en que el reino de Kush de Nubia gobernó en Egipto.

     La imagen de Isis llevando una égida fue descubierta en Sudán, y es probable que pertenezca a la floreciente cultura de Meroe, sucesora de la cultura de Kush, por la utilización de jeroglíficos y cartuchos egipcios.

Fuente: Wikipedia

ZELO


     En la mitología griega Zelo era la personificación del fervor y la dedicación o de la rivalidad y la discordia. Era hijo de Estigia y del titán Palas, y hermano por tanto de Niké (la Victoria), Cratos (la Fuerza) y Bía (la Violencia), formando con ellos parte del séquito de Zeus. Era representando como un sacerdote con una lámpara en una mano y un látigo en la otra.

     Se considera que posteriormente la Iglesia católica adaptó esta personificación a su doctrina (considerando sólo su aspecto relacionado con el fervor religioso), dotando a Zelo de alas y sustituyendo la lámpara y el látigo por un evangelio y una espada de fuego.

Fuente: Wikipedia, https://pixabay.com/

lunes, 21 de enero de 2019

INO

     En la mitología griega, Ino es una de las hijas de Cadmo y Harmonía. Tomó por esposo al rey beocio Atamante, con quien tuvo dos hijos. Posteriormente intentó librarse de los hijos de éste de un matrimonio anterior, Frixo y Hele, si bien finalmente fueron salvados.

     Más tarde, Ino acogió a Dioniso para criarlo junto con sus propios hijos, lo que enfureció a Hera, al ver que recogían el fruto del adulterio de Zeus; por ello volvió locos a ambos esposos, lo que los llevaría a matar a sus propios hijos.

     Los dioses del mar se apiadaron de Ino y la convirtieron en una nereida que se llamaría Leucótea, protectora de los marinos.

La leyenda de Ino y la de Leucótea se entremezclan.

Fuente: Wikipedia

CEDALIÓN

Nicolas Poussin
     En la mitología griega, Cedalión era un siervo de Hefesto en Lemnos. Su madre Hera se lo confió en la isla de Naxos para que le enseñase el arte de la forja.​ Kerényi lo compara con los Cabiros, con Quirón y con Prometeo.

     La historia más común, es su participación en la cura de Orión, quien llegó a Lemnos tras haber sido cegado por Enopión. Orión tomó a Cedalión y puso al joven sobre su hombro​ para que le guiase al este. Los rayos de Helios restauraron la vista de Orión.

    Fuente: Wikipedia

ORIÓN

     En la mitología griega Orión era un Gigante. Su mito sobrevive sólo en episodios y referencias fragmentarias.

     Según cuenta la leyenda, Hirieo, el fundador de la ciudad de Hiria, en Beocia, nunca había conocido mujer pero deseaba tener un heredero.

     Un día, Zeus, Hermes y Poseidón le visitaron en su palacio. Hirieo sacrificó para ellos el buey más hermoso de su manada.

     Más tarde les preguntó qué podía hacer para tener un descendiente sin tener que casarse. Para ello, Zeus le hizo traer la piel del buey y le pidió que orinase encima. Así lo hizo Hirieo. Entonces los tres dioses enterraron la piel en el jardín del palacio y se marcharon.

     Nueve meses más tarde, apareció en el lugar donde la piel había sido enterrada un niño al que Hirieo dio el nombre de Orión. Ya adulto, era tan grande que podía andar por el fondo del mar manteniendo la cabeza y los hombros fuera del agua.

     Así fue como llegó a la isla griega de Quíos. Fue recibido en la corte del rey de la isla, Enopión, y allí se enamoró de su hija, Mérope. Enopión quiso librarse de él, para lo que decidió prometerle la mano de su hija si éste libraba a Quíos de todas las bestias que atacaban a hombres y ganado. Enopión estaba convencido de que Orión no lo lograría, pero éste era un excelente cazador y no tuvo ningún problema para cumplir el encargo. Cuando regresó y pidió la mano de Mérope, Enopión se desdijo de sus promesas, Orión se enfadó y saqueó el palacio, pero fue apresado por el ejército de lanceros del rey.

     Como castigo, Enopión le cegó y le abandonó en la playa. Orión marchó entonces directo a través del mar hasta la isla de Lemnos, donde fue atraído por la forja de Hefesto, quien aceptó cederle como lazarillo a su ayudante Cedalión. Así, guiado por el muchacho, Orión regresó al mar y caminó hacia el este para encontrarse con el sol. Durante su camino, recuperó la vista.

     Otra versión cuenta que Artemisa se había enamorado de Orión, lo cual despertó celos en Apolo, hermano gemelo de Artemisa, pues aquél tenía que cuidar de la castidad de ella. Un día Apolo hizo una apuesta a su hermana, a que no podía asestarle una flecha a un animal que se movía a lo lejos dentro de un bosque. Artemisa lanzó su flecha y dio, como siempre, en el blanco. Cuando fue a ver su presa, se dio cuenta que había aniquilado a Orión. Fueron tan grandes sus quejas y sus lamentos, que Zeus, colocó a Orión en el cielo para su consuelo. Se dice que un día Orión regresará para vengarse de Apolo y si no a él, a sus descendientes ya mortales y casarse con la descendiente de Artemisa.

     Existe una versión más, en la que se cuenta que Enopión, movido por los celos, le sacó los ojos a Orión en castigo para que jamás volviera a ver a Mérope. Así transcurrió su vida, hasta que un día pisó un escorpión, siendo picado y muerto por su veneno. Los dioses se apiadaron de él y lo colocaron en los cielos junto a sus dos perros de caza (Can Mayor y Can Menor) y una liebre llamada Lepus. Se dice que por eso persigue a Mérope y las Pléyades, sus hermanas, y huye de Escorpión, al otro lado del cielo. También se dice que ataca a Tauro, una de las bestias que invadieron Quíos.

domingo, 20 de enero de 2019

ATLANTIA

     En la mitología griega, Atlantia era una de las esposas de Dánao. Era una hamadríade. Se la conocía como la Corredora.

     Nadie sabía quiénes eran sus padres, aunque una posibilidad es que era de hija del rey Iasus y Clymene o Arcadia. Era de conocimiento general que quien quiera que fuese su padre, no la había querido porque había deseado un hijo varón. Por esto sus padres la abandonaron en un bosque para que muriera. 

     Algunos dicen que los osos la criaron y otros dicen que unos cazadores la encontraron y la criaron. Esta última explicación nos dice la razón por la cual era tan talentosa en la caza y en las afueras de su hogar.

Fuente: Wikipedia

HAMADRÍADES

     En la mitología griega, las hamadríades o adríades son las ninfas de los árboles. Son parecidas a las dríades, salvo porque están relacionadas con un único árbol y mueren si éste se corta. Por esta razón, las dríades y los dioses castigaban a los mortales que dañaban a los árboles.

     En El banquete de los eruditos Ateneo menciona a ocho hamadríades, hijas de Óxilo, y una doncella llamada Hamadría:

     -Karya (‘castaño’);
     -Balanos (‘encina’);
     -Kraneia (‘cerezo’);
     -Morea (‘morera’);
     -Aigeiros (‘chopo’);
     -Ptelea (‘olmo’);
     -Ampelos (‘vid’);
     -Syke (‘higuera’).

Fuente: Wikipedia

BÍA

     En la mitología griega, Bía era la personificación femenina de la fuerza y la violencia. Era hija del titán Palas y de Estigia, y formaba parte del séquito de Zeus junto a sus hermanos Zelo y Cratos y su hermana Niké.

     Participó en la lucha de los dioses contra los gigantes, y fue la encargada, junto con Cratos y Hefesto, de encadenar y cegar a Prometeo cuando éste fue sorprendido robando el fuego de los dioses para darlo a los hombres.

     Junto a Némesis (la venganza) era adorada especialmente en la ciudad de Corinto, en cuya acrópolis (la Acrocorinto) había un templo dedicado a ella y a Ananké, al que sin embargo no había costumbre de entrar.

     Se la representaba como una mujer armada con una coraza, y, en la mano, una maza con la que mata a un niño.

Fuente: Wikipedia

MANZANA DORADA O DE LA DISCORDIA

     En la mitología griega, la Manzada Dorada o de la Discordia aparece en varios pasajes:

          -Atalanta: Cuando había participado en la cacería del jabalí de Calidón y había recibido la piel como trofeo, su padre la reclamó y quiso que se casase. Atalanta no tenía especial interés en el matrimonio después de que un oráculo predijese que tendría mala suerte si se casaba. Para encontrarle marido, su padre hizo un trato con ella, se casaría con quien pudiese vencerle en una carrera, Atalanta aceptó.

     Un pretendiente logró ganar gracias a la inteligencia y no a la velocidad. Hipómenes (también llamado Melanión) oró a Afrodita pidiéndole ayuda. La diosa le dio tres manzanas doradas y le dijo que las dejase caer de una en una para distraer a Atalanta, pues seguro que ésta se detendría para recogerlas. Aunque le costó usar las tres manzanas y recurrir a toda su velocidad, Hipómenes logró la victoria, ganando la carrera y la mano de Atalanta.

          -Jardín de las Hespérides: Era el huerto de Hera, donde crecían en un solo árbol o una arboleda de manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad. Como medida de protección adicional, Hera ubicó en este jardín un dragón de cien cabezas que nunca dormía llamado Ladón. El undécimo trabajo de Heracles fue robar las manzanas de este jardín.

          -Juicio de Paris: Zeus organizó un banquete para celebrar las bodas de Peleo y Tetis, pero dejó fuera de la lista de invitados a Eris, la diosa de la discordia, quien dejó caer una manzana dorada con la inscripción ‘para la más bella’. Tres diosas reclamaron la manzana para sí: Hera, Atenea y Afrodita. Zeus decidió que Paris de Troya decidiese quién debía ser la legítima propietaria de la manzana. Cada una de las diosas ofreció a Paris un regalo: Hera le otorgaria el gobierno de toda Asia y ser el hombre más rico, Atenea la victoria de todos sus combates y Afrodita le prometió el amor de la mujer más bella del mundo: Helena. Paris eligió a Afrodita, que luego cumplió su palabra: Helena abandonaría a su marido, Menelao, y se desencadenaría la Guerra de Troya.

     En la mitología nórdica, las manzanas doradas conceden la inmortalidad a los dioses. Dichas manzanas son cultivadas por la diosa Iðunn.

     Cierto día Loki, Odín y Thor paseaban por el campo cuando un águila (en realidad un gigante disfrazado) raptó a Loki y le hizo prometer que le daría a Iðunn para poder casarse con ella y disfrutar así también de la eterna juventud. Loki accedió y le dio a Iðunn. Los dioses no echaron en falta las manzanas al principio, pero luego empezaron a buscar dónde habían ido a parar Iðunn y sus manzanas. Loki confesó y se dispuso a traerla de vuelta.

     En la ópera de Richard Wagner, tras construir el Valhalla para los dioses, los gigantes Fafner y Fasolt pidieron a Odín que les diese a Freyja, la diosa que cultivaba las manzanas de oro, como éste les había prometido. Cuando los gigantes se la llevaron, los dioses se volvieron súbitamente viejos y débiles, lo que convenció a Odín para ir a Niflheim con Loki para robar el anillo de Alberich y obtener así un sustituto de Freyja que complaciese a los gigantes.

Fuente: Wikipedia