En la mitología romana, Mercurio era un importante dios del comercio, hijo de Júpiter y de Maia Maiestas (Bona Dea). En sus formas más primitivas parece haber estado relacionado con la deidad etrusca Turms, pero la mayoría de sus características y mitología fue tomada prestada del dios griego Hermes.
En el año 495 a.C se introdujo en Roma el culto a este dios y se le
dedicó un templo cerca del Circo Máximo, que era un importante centro de comercio además de una pista de carreras. Debido a que se erigía entre el baluarte plebeyo del Aventino y el centro patricio del Palatino, enfatizaba también el papel de Mercurio como mediador. Su fiesta se celebraba el 15 de
Mayo, los mercaderes rociaban agua de su pozo sagrado cerca de la Porta Capena sobre sus cabezas.
Como heraldo y mensajero, Mercurio lleva el caduceo,
una especie de cetro alado, del que se enrollan dos serpientes en
alusión a la fábula: Mercurio vio luchar a dos serpientes y las separó
pacíficamente con el caduceo. Las serpientes dejaron de luchar en el
momento y se separaron. También llevaba un sombrero alado y dos talares que indican igualmente la ligereza de su marcha.
Julio César
escribió que era el dios más popular en Bretaña y Galia, considerado el
inventor de todas las artes. Esto probablemente se deba a que en el sincretismo (intento de conciliar doctrinas distintas) romano Mercurio fue equiparado con el dios celta Lugus, y en este aspecto solía ir acompañado de la diosa celta Rosmerta.
Fuente: Wikipedia