En la mitología griega, Citerón era un rey de Platea (Beocia) que gobernó antes que Asopo. Dio su nombre al famoso monte Citerón, entre Beocia y el Ática.
En una ocasión en que Hera estaba enfadada con Zeus, Citerón aconsejó a éste que hiciera una estatua de madera y la vistiera de forma tal que se pareciese a Platea, la hija de Asopo, y luego la llevase en su carro. Cuando Hera vio a la que se figuraba era su rival, se abalanzó sobre ella y, cuando descubrió la realidad, entendió la indirecta y se reconcilió con su marido. Para celebrar este episodio se estableció un festival en la ciudad de Dedala.
Citerón era también el nombre del dios de la montaña anterior, que fue engendrado por Gea. Se le podría confundir con Niso, el padre adoptivo de Dioniso. En una ocasión participó en un concurso de canto frente al monte Helicón. El canto de Citerón versaba sobre cómo Zeus había sido escondido para protegerlo de su padre, y recibió la mayoría de los votos de los dioses que formaban el jurado, así como sus bendiciones. Enfurecido, el perdedor arrancó una roca de la montaña, haciéndola retumbar, y quejándose lastimosamente la golpeó resquebrajándola en cientos de piedras y quedó totalmente tieso sin poder hacer nada para remediarlo.
Fuente: Wikipedia