En la mitología griega, Proteo o Proteus es un dios del mar, una de las varias deidades llamadas por Homero en la Odisea. Se convirtió en hijo de Poseidón en la teogonía olímpica, o de Nereo y Doris, o de Océano y una náyade, y fue hecho pastor de las manadas de focas de Poseidón.
Según Homero, la arenosa isla de Faro, situada a un día de distancia del delta del Nilo era el hogar de Proteo, por lo que también era llamado Egipcio. Sin embargo, Virgilio menciona en lugar de Faro la isla de Cárpatos, entre Creta y Rodas, mientras que, según el mismo poeta, Proteo había nacido en Tesalia.
Solía dormir a la sombra de las rocas de la costa, rodeado de los monstruos de las profundidades. Quien desease que le predijera el futuro estaba obligado a atraparle en ese momento, pues de hecho tenía el poder de adoptar cualquier forma posible para así evitar la obligación de profetizar, pero cuando veía que sus esfuerzos no le llevaban a nada retomaba su apariencia habitual y decía la verdad. Cuando había finalizado su profecía, regresaba al mar.
A veces se representa a Proteo viajando por el mar en un carro tirado por un hipocampo.
En la Odisea, Menelao cuenta a Telémaco que había sido apaciguado allí durante su viaje de vuelta de la Guerra de Troya. Aprendió de la hija de Proteo, Idotea, que si podía capturar a su padre podría obligarle a revelar a cuál de los dioses había ofendido, y cómo podía apaciguarlo y volver a casa. Proteo salió del mar para dormir entre su colonia de focas, pero Menelao logró atraparlo, a pesar de que se transformó en león, serpiente, leopardo, cerdo, e incluso agua y árbol. Proteo le respondió, informando además a Menelao de que su hermano Agamenón había sido asesinado en su viaje de regreso, que Áyax el Menor había naufragado y muerto, y que Odiseo estaba varado en la isla de Calipso, Ogigia.
De acuerdo con la cuarta Geórgica de Virgilio, en cierto momento todas las abejas de Aristeo, hijo de Apolo, enfermaron y murieron. Aristeo acudió a su madre, Cirene, en busca de ayuda. Ella le dijo que Proteo podía decirle cómo evitar otro desastre igual, pero que sólo lo haría si se le obligaba. Aristeo tenía que agarrarle y sujetarle, sin importar en qué se transformase. Así lo hizo, y Proteo le dijo que sacrificase doce animales a los dioses, dejase los cuerpos en el lugar del sacrificio y volviese tres días después. Cuando Aristeo volvió encontró en uno de los cadáveres putrefactos un enjambre de abejas, que llevó a su apiario. Las abejas nunca volvieron a enfermar.
En la Odisea se atribuye a Proteo una hija: Idotea, pero Estrabón menciona una segunda: la ninfa Cabiro. Por su parte, Zenódoto menciona a Eurínome en lugar de Idotea.
Otras versiones lo describen como hijo de Poseidón y como un rey de Egipto que tenía dos hijos: Telégono y Polígono o Tmolo. Sin embargo, Diodoro observa que sólo los griegos le llamaban Proteo y que los egipcios le llamaban Cetes. Su esposa se llamaba Psámate o Torone, y, además de los anteriores, Teoclímeno y Teónoe (esta última también llamada Ido). Se dice que acogió a Dioniso durante sus vagabundeos y que Hermes le llevó a Helena tras su rapto, o, según otros, que el propio Proteo la tomó de Paris, entregó a éste un fantasma y devolvió la auténtica Helena a Menelao tras su regreso de Troya. La historia también cuenta que Proteo era originalmente un egipcio que viajó a Tracia, donde se casó con Torone. Pero como sus hijos con ella empleaban mucha violencia con los extraños, Proteo rezó a su padre Poseidón y le pidió que lo llevase de vuelta a Egipto. Poseidón abrió así una sima en la tierra en Palene y lo guió de vuelta a Egipto por un pasaje bajo el mar.
Otro personaje llamado Proteo es mencionado por Apolodoro como uno de los cincuenta hijos del rey Egipto.
Fuente: Wikipedia