En la mitología griega, Melampo era hijo de Amitaón y Aglaya y hermano de Biante según Diodoro Sículo, o según Apolodoro, hijo de Amitaón e Idómene, hija de Feres.
Melampo llegó a ser un adivino y curandero reputado. Recibió de Apolo el don de la profecía, y fue iniciado en el lenguaje de los pájaros: «En su infancia, Melampo había adquirido el don de la adivinación de la siguiente manera: habiendo encontrado una serpiente muerta, le tributó unos funerales, y las crías del reptil (que era hembra), agradecidas por esta acción y porque las había criado, lamieron sus orejas otorgándole la facultad de entender, en particular, el lenguaje de las aves y, en general, el de todos los animales».
En la Argólida fue llamado por el rey Preto. Las tres hijas de éste enloquecieron cuando llegaron a la edad de desposarse, según Hesíodo, por rechazar los misterios de Dioniso, o como dice Acusilao por haber menospreciado la estatua de madera de la diosa Hera. Se creían vacas. Melampo reclamó un tercio del reino como precio de la sanación. Preto se negó y las tres princesas enloquecieron aún más, quedando pronto afectadas todas las mujeres argivas, que abandonaron sus casas, mataron a sus hijos y marcharon al desierto. Melampo aceptó curarlas a cambio de otro tercio del reino para su hermano Biante, condición que Preto admitió. Acompañado de los jóvenes más vigorosos, las persiguió con gritos y danzas frenéticas desde las montañas hasta Sición. Murió la mayor de las prétides, Ifíone, pero las demás recobraron la cordura mediante lustraciones, que era una ceremonia de purificación que estaba conectada con sacrificios y otros ritos religiosos como las procesiones. Se realizaba mediante el vertido o pulverización de agua con una rama de laurel o de olivo. En ciertas ocasiones, podía consistir en el quemado de ciertos materiales, ya que se pensaba que el humo producido tenía también un efecto purificador. En otras, se asociaba con el sacrificio de un cerdo, un cordero y un toro o ternero.Preto las casó con Melampo y su hermano, que así consiguieron los dos tercios del reino.
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