martes, 30 de junio de 2015

EL NIÑO SANTO DE LA GUARDIA

         La leyenda se debe a un presunto asesinato ritual de un niño, cometido por judíos y judeoconversos a finales de la década de 1480 en la localidad de La Guardia (Toledo), seguramente inspirado por la leyenda antijudía llamada calumnia de la sangre. Por este supuesto crimen ritual fueron procesados por la Inquisición varios conversos, además de dos judíos, procesados por las autoridades civiles, todos ellos quemados vivos en Ávila el 16 de noviembre de 1491. Se conservan algunos documentos del proceso, que demuestran que hubo múltiples irregularidades y que sobran pruebas de que el crimen nunca se cometió realmente. 

            La leyenda construida con estas sucesivas aportaciones afirma que ciertos conversos, tras asistir a un auto de fe en Toledo, planearon vengarse de los inquisidores mediante artes de hechicería. Para hacer su conjuro necesitaban una hostia consagrada y el corazón de un niño inocente. Juan Franco y Alonso Franco secuestraron al niño junto a la Puerta del Perdón de la catedral de Toledo y lo trasladaron a La Guardia. Allí, el día de Viernes Santo simularon un juicio. El niño, al que en la leyenda se llama Juan, fue azotado, coronado de espinas y crucificado, del mismo modo que Jesucristo. Le arrancaron el corazón, que necesitaban para el conjuro. En el momento de la muerte del niño, su madre, que era ciega, recobró milagrosamente la vista. Tras darle sepultura, los asesinos robaron una hostia consagrada. Benito García iba hacia Zamora llevando la hostia y el corazón para recabar la ayuda de otros correligionarios para realizar su conjuro, pero fue detenido en Ávila a causa de los resplandores que emitía la hostia consagrada, que el converso había escondido entre las páginas de un libro de rezos. Gracias a su confesión, se detuvo a los otros participantes en el crimen. Tras la supuesta muerte del Santo Niño, se le atribuyen también varias curaciones milagrosas.

            La hostia consagrada se conserva en el monasterio dominico de Santo Tomás, en Ávila. Del corazón se dijo que había desaparecido milagrosamente, al igual que el cuerpo del niño, por lo cual se creyó que, como Jesucristo, había resucitado.

          La mayoría de los historiadores considera que el proceso propició un clima antijudío para permitir una mejor acogida al decreto de expulsión de los judíos, que se promulgaría sólo meses después (en marzo de 1492).

Historia, El Santo Niño de La Guardia
 Fuente: Wikipedia

lunes, 29 de junio de 2015

LO RAT PENAT

        Esta leyenda esta basada en el Llibre dels Feits, en la que cuenta que, en la época de Jaume I, durante la conquista de Valencia, el gobernante de Valencia, tenía como mascota un murciélago y uno de sus sabios le predijo que mientras el murciélago siguiera con él, Valencia seguiría siendo musulmana, pero el día que este lo abandonara, la ciudad caería en manos cristianas.

         Llego el día en que las tropas del Rey Jaume I llegaron a las puertas de la ciudad. Él y sus tropas acamparon en la zona de arrabal de Ruzafa, fuera de la muralla de la ciudad.
          Un día, durante el asedio, el murciélago del rey moro, se fue volando, abandonando al ejercito musulmán, con la extraña casualidad que fue a posarse encima de la propia tienda del Rey Jaume I, este, sabedor de la profecía de los musulmanes, ordenó que nadie molestara al animal, y que hicieran todo lo posible para que permaneciera ahí, pensando que eso desanimaría al ejercito musulmán.

          Una noche, mientras el ejercito cristiano descansaba,  el Rey Jaume I lo sobresalto un ruido estridente, como chillidos, el Rey se levantó y salio de su tienda a ver que pasaba, y entonces, es cuando pudo ver, para su sorpresa, que el ejercito musulmán se les acercaba. El Rey empezó a llamar a sus soldados a las armas, y así empezó la batalla por la reconquista de Valencia.


      Después de la lucha, cuando todo volvió a la tranquilidad, el rey quiso premiar quien les había avisado con ese ruido, y es cuando se percató, que los chillidos, parecían los de un animal, se dirigió hacia su tienda y encontró allí al murciélago, que no se había movido, y se dio cuenta de que fue gracias al animal que obtuvieron su victoria. El Rey, hizo poner el murciélago en la parte más alta de su yelmo y en su escudo real, y en el de la ciudad de Valencia que, finalmente conquistó, que hoy en día sigue estando presente en lo más alto de Señera de Valencia.
Lo Rat Penat
          Esta leyenda se fue propagando en poemas y canciones, incorporándose a “Les Troves” del siglo XV, especialmente, una de la cuales ha llegado hasta nosotros describiendo el poeta a Pedro III, hijo del Rey D. Jaime, los elementos de la leyenda:


«Mes lo Rey Jacme vostre Pare amat
Si ha mudat l'Escut possant per divisa
Barres d'Aragó en pavés cuadrat
Com usen les dones, puix esta Ciutat
Té el nom femeni, e aixi d'esta guisa
Sobre camp de roig e corona d'or
Les ha concedides ab lo Rat-Penat
Que crià en sa tenda son fills sens paor
  Mentres durá el siti, com sabeu Senyor.»

Fuentes: Wikipedia, Juan García Sentandreu

sábado, 27 de junio de 2015

BANSHEE

        Las Banshees son las hadas irlandesas de la muerte, procedentes de las leyendas y la mitología celta. Su nombre significa “mujer hada” y “mujer de las colinas”, ya que en ocasiones aparece caminando errante por las colinas, donde incluso permanece varios días sin rumbo fijo.

        Se representa como una figura etérea, en ocasiones una mujer joven con el cabello muy largo y abundante, en otras, una bruja vieja y repugnante. Su cara es pálida y tiene los ojos enrojecidos, casi ensangrentados, por el dolor y el llanto. Según la leyenda, suele vestir de verde o azul y lleva una capa gris.

Banshee
       La leyenda dice que si oyes o ves a una banshee, significa que,  tu hora ha llegado y viene a por ti, ya que, la banshee viene a por las almas para llevárselas al otro mundo, y sus sollozos son por esas  almas. Su canto es estridente y aterrador, otras veces es un sollozo horrible que hiela la sangre, los incrédulos suelen confundirla con el sonido del viento.

      Algunas banshees que están emparentadas o vinculadas con una familia concreta, y su canto se escucha cada vez que perece algún miembro dicha familia. En estos casos, no sólo son escuchadas por el moribundo sino por todos los familiares. Las banshees que están unidas a una familia no desaparecen inmediatamente tras la muerte, sino que se quedan algunos días después del fallecimiento, lavando en algún río o arroyo lejano las mortajas del miembro fallecido.

     La banshee más famosa de la antigüedad se llamaba Aibhill y rondaba a la familia real de los O'Brien. Según cuenta la leyenda, el anciano rey Brian Boru partió hacia la batalla de Clontarf en 1014 sabiendo que no sobreviviría, pues Aibhill se le había presentado la noche anterior, lavando la ropa de los soldados hasta que toda el agua se hubo vuelto roja como la sangre.

     La primera vez que supe de la presencia de estos seres, era yo pequeña, viendo una película de Disney, llamada "El Cuarto Deseo". Ambientada en Irlanda, aparecen duendes, tesoros y la banshee.

Dardy O´Grill and the Little People
Fuentes: Wikipedia, Seres MitologicosFilmaffinity      

viernes, 26 de junio de 2015

TEMIS

        En la mitología griega, Temis, era hija de Gea y Urano, tenía 6 hermanas y 6 hermanos. Se supone que Temis es tan antigua que el propio Zeus, ya que fue con él con quien engendró a las tres Parcas. Píndaro, cuenta que las Moiras ya estuvieron presentes en las nupcias de Zeus y Temis, y que nacieron con Temis de los manantiales del Océano. Con Zeus concibió a las Horas, Eunomia, Dice e Irene.

        Temis, la del ‘buen consejo’, era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres. Cuando se le hace caso omiso, Némesis trae el justo y colérico castigo. Temis presidía la correcta relación entre hombre y mujer, la base de la familia legítima y ordenada, y la familia era el pilar del dimos. Los jueces eran a menudo llamados themistopoloi, ‘sirvientes de Temis’. Tal era la base del orden en el Olimpo también. Hera se dirigía a ella como ‘Señora Temis’.

        El nombre de Temis podría haber sido sustituido por Adrastea al nacer Zeus en Creta. Ella construyó el Oráculo de Delfos, y ella misma era pitonisa. Temis fue una de las deidades que estaban tras el Oráculo de Delfos, que recibió de Gea y le dio a Febe.

        Representada como una mujer impasible, con los ojos vendados y llevando una balanza y una cornucopia, la imagen esculpida a la entrada de los juzgados es Iustitia, y no Temis. Se la representa sobre un león para señalar que la justicia debe estar acompañada de la fuerza.
Temis
 Fuente: Wikipedia

jueves, 25 de junio de 2015

LAS GRAYAS O GREAS

       Las Grayas o Greas, corresponden a la mitología griega, que eran tres ancianas de aspecto horrible (tenían un único ojo y un diente, los cuales los compartían entre las tres), que se dedicaban a custodiar la guarida de las Gorgonas. Sus nombres son:

               -Dino, que era el temor, lo que precede al horror.
               -Enio, personificaba al horror y a la destrucción de las ciudades.
               -Penfredo, era la alarma.

Las Grayas o Greas
       También eran conocidas como Fórcides, por ser hijas de los dioses marinos Ceto y Forcis, y que representaban o eran las causantes de la espuma de las olas del mar.

        Las Grayas son nombradas en la leyenda de Perseo, aunque hay diferentes versiones del mismo hecho. Cuando tuvo que ir a matar a Medusa, al encontrárselas en la entrada de la guarida. Perseo les robó el ojo cuando lo pasaban de una a otra y así dejó dormidas a las tres, arrojándolo al lago Tritonis. Otra versión dice que las Grayas tenían un oráculo y sabían la forma de matar a la Gorgona, tenia que conseguir de unas ninfas unas sandalias aladas, una especie de alforja llamada kibisis (donde guardar la cabeza de la Medusa) y el casco de invisibilidad de Hades. Perseo, les robó el ojo y el diente, obligándoles así a revelar el secreto y dónde podía encontrar a las ninfas. Una versión diferente decía que estas le entregaron tales tesoros para cumplir con su labor de matar a la gorgona. También se dice que Tánatos, la muerte, les robó los amuletos para hacerlas buscarlos locamente porque creían que sin ellos eran mortales.

        Las Grayas pueden ser comparadas con las Moiras de la mitología griega, las Nornas de las nórdicas, o las Parcas de las romanas.

Fuentes: Wikipedia, Sobre Grecia, Las Cosas que Nunca Existieron                   

miércoles, 24 de junio de 2015

LAS NORNAS

       Las Nornas, se pueden considerar la versión nórdica de las Parcas y de las Moiras. Eran tres hermanas, hijas de Norvi, sus nombres eran:

              -Urðr o Urd, "lo que ha ocurrido", el destino, refleja cómo lo pasado afecta continuamente y condiciona lo futuro, en tanto que al mismo tiempo lo que ha de ocurrir está moldeando el pasado. Era la mayor, y se la representa como una anciana.

            -Verðandi o Verdandi, era la Norna que decidía la longitud del hilo de la vida. Incluso los dioses estaban sujetos a su voluntad. Ella decidía cuanto y cómo vivirían, y cuándo y cómo morirían todas las cosas vivientes. Aunque en algunos lugares, se la consideraba la menos poderosa de las tres y solo sobresalia por su belleza. Era la mediana, y se la consideraba hermosa y audaz.

               -Skuld, se la asocia con la muerte, con el futuro "lo que debería suceder, o es necesario que ocurra". También se la podía ver con forma de valquiria, en los campos de batalla. A ella se la representaba siempre mirando en la dirección opuesta a su hermana Urd, y con un espeso velo.

Las Nornas
        Las tres hermanas vivian bajo la sombra del árbol Yggdrasil, encargadas de cuidarlo y alimentarlo. Era donde tejian las telas de los destinos de los humanos, incluso los dioses tenian sus telares, que no les estaba permitido ni ver ni tocar, solo ellas sabían la duración de sus vidas.

           Sus telares eran tan extensos que mientras una de las tejedoras se encontraba en la cima de una montaña en el extremo occidental, otra se encontraba en el extremo oriental. Los hilos del telar eran de diferentes colores, dependiendo de lo que iba a ocurrir en sus vidas, por ejemplo, un hilo negro, significaba que iba/va o ya ocurrió un desastre. Pero no tejian el destino de los seres caprichosamente, sino que lo hacían ciegamente.

Fuentes: Wikipedia  Hispania Gothorum

martes, 23 de junio de 2015

LAS MOIRAS

         Las Moiras son deidades, equivalentes a las Parcas en la mitología romana, que personifican el concepto del destino. En la antigüedad se creía que cada ser humano tenía su propia Moira o destino. Estas tenían como función asignarle a cada uno su propia suerte y maldición, regulando así la vida de cualquier mortal.



         Las Moiras son hijas de Ananké y eran tres hermanas: 
            -Cloto, hilaba la hebra de vida con una rueca y un huso. Su equivalente romana era Nona, originalmente invocada en el noveno mes de gestación. 
            -Láquesis, medía con su vara la longitud del hilo de la vida. Su equivalente romana era Décima.
             -Átropos, era quien cortaba el hilo de la vida. Elegía la forma en que moría cada hombre, seccionando la hebra con sus «detestables tijeras» cuando llegaba la hora. Su equivalente romana era Morta, y es a quien va referida la expresión "la Parca" en singular.  

Moiras
         Ellas 3 tenían que asegurar que el destino de cada uno se cumpliera, incluyendo el de los dioses. Deben asistir al nacimiento de cada persona, hilar y predecir su destino.



       En la tradición griega, se aparecían tres noches después del alumbramiento de un niño para determinar el curso de su vida. En origen muy bien podrían haber sido diosas de los nacimientos, adquiriendo más tarde su papel como verdaderas señoras del destino. Por todo ello, y en especial por el predominante papel de Átropos, las Moiras inspiraban gran temor y reverencia, aunque podían ser adoradas como otras diosas: las novias atenienses les ofrecían mechones de pelo y las mujeres juraban por ellas.
        La vida era determinada por hilos: Blancos o dorados para los momentos en la vida de felicidad, y de lana negra los momentos de dolor.
Fuentes:  Wikipedia  Mitos Cortos 

lunes, 22 de junio de 2015

LAS PARCAS

         Las Parcas eran tres diosas romanas, encargadas de regir la vida y el destino de los humanos e incluso de los dioses. Según algunas versiones, ellas ejecutaban las órdenes del dios del Destino, que contenía los destinos de los humanos en una urna que llevaba siempre con él.

Las Parcas
         Las Parcas, eran hijas de Temis y vivían en el Hades o Inframundo. Eran las encargadas de adjudicar a cada persona una parte de bien y de mal que llevaría a lo largo de su vida, pero que por medio de las acciones que llevase a cabo con los años podía crecer o aumentar. Sus decisiones eran firmes y jamás podían ser revocadas, el destino quedaba marcado por ellas.

          La más joven de las tres era Nona, era ella quien hilaba las hebras de la vida con su rueca, decidiendo el momento del nacimiento de una persona. Se utilizaban los hilos de Oro para los momentos felices, y lana negra, para los momentos más tristes.

           La hermana mediana era Décima, determina el futuro de las personas; es quien decide el largo del hilo de cada una de las vidas humanas. También representaba el matrimonio, cómo idea de lo que ocurre entre el nacimiento y la muerte.

          La hermana mayor, era Morta. Determina el futuro de las personas; es quien decide el largo del hilo de cada una de las vidas humanas. 

          En la mitología Griega, las Parcas, son las Moiras (Cloto, Láquesis y Átropos). En la mitología Nordica, eran las Nornas (Urdr, Verdandi y Skuld). En la mitología báltica, son las Laimas.

Fuentes: Red Historia Wikipedia

LA LEYENDA DE ARMENGOLA

Armengola
         Según dice la leyenda, sobre el S.XIII, la ciudad de Orihuela estaba invadida por los mulsumanes, gobernada por el Alcaide Benzaddon.

       Hermenegilda-Eugenia, también llamada "Armengola", era la nodriza de los hijos del Alcaide,a pesar que era cristiana.

      Un día, los mudéjares de la zona se reunieron para hablar sobre que hacer con los cristianos de la mozarabía del Arrabal Roig, y llegaron a la conclusión de que, el próximo día 16 de Julio, iban a asesinarlos.

       El Alcaide Benzaddon, cuando volvió de la reunión, hizo llamar a Armengola, y le contó lo que iba a ocurrir, ya que, a pesar de ser cristiana, la familia del alcaide, le tenían mucho cariño, así que, le sugirió que ella y su familia se refugiaran en el castillo, hasta que todo pasara.

          La Armengola, en plena noche, fue advertir al pueblo cristiano de los planes del Alcaide. Decidieron que la noche antes entrarían al castillo. Llegó el día y Armengola disfrazó a dos jóvenes de mujeres, y los hizo pasar al castillo como si fueran sus hijas. Fueron eliminando a todos los que se encontraban por el camino, hasta llegar al Alcaide Benzaddon, lo mataron y tomaron el castillo.

            Al ser al día siguiente el de las Santas Justas y Rufina, patronas de Orihuela, se colocaron dos luceros en el castillo en su honor, y también para avisar al pueblo oriolano de que era libre.

            El 17 de julio, Jaime I de Aragón terminaría por echar a los musulmanes de Orihuela. Desde entonces, el 17 de julio es el día en el que se conmemora la hazaña de esta mujer guerrera y de la Reconquista de Orihuela.

Fuentes: Wikipedia

domingo, 21 de junio de 2015

LA LEYENDA DE ZOBEIDA Y DIEGO

       En época de la conquista morisca, Benidorm, tenía como alcaide a Mubarak el Sabio. No se le conocía como "El Sabio", porque sí, gracias a él, moros y cristianos vivieron en armonía durante muchos años.

       Mubarak tenía solo una hija, llamada Zobeida. Él estaba muy orgulloso de su hija, había conseguido educar a una hija inteligente, hermosa y muy capaz, y al ser su única hija, era su mayor tesoro.

          Un día, mientras Zobeida paseaba por los alrededores del palacio, vio a un apuesto caballero cristiano llamado Diego. Él también se fijo en ella, se acercó, y empezaron a hablar, pasaron los días y acabaron por enamorarse perdidamente. Cuando se reunieron con Mubarak para pedirle la mano de su hija, pero, a pesar de la buena convivencia entre moros y cristianos, este, no veía la relación con buenos ojos, y le negó la mano de su hija. Diego y Zobeida, ante su negativa, no lo dudaron y decidieron escaparse una noche, bajando por el Acantilado del Mal Pas a la playa.

Playa del Mal Pas
           Pero la suerte no estuvo a su favor, mientras huían fueron descubiertos y llevados ante el Alcaide. Enfurecido porque el caballero hubiera intentado llevarse a su querida hija, decidió encerrarlo para toda la vida en la sombría mazmorra del alcázar, diciéndole: "Saldrás de este lugar cuando los campos de Benidorm se cubran de blanco", dándole entender que sería nunca, ya que allí era totalmente imposible que los campos se cubrieran de nieve.
            Pasaron los meses, y llegó la primavera, y con ella, los almendros de la zona empezaron a florecer, cubriendo todos los alrededores de blanco. Diego, pidió hablar con el Alcaide y le dijo: "Me prometisteis que cuando los campos de Benidorm se cubriesen de blanco, saldría, pues bien, los campos están blancos, os pido que cumpláis vuestra palabra". Mubarak no tuvo opción, y como hombre justo cumplió su palabra y lo liberó. Diego volvió a pedir la mano de su hija, el cuál, al final accedió a que se casara con su hija. Prefería eso a perder a su única hija.

           Los años pasaron, y Zobeida y Diego, les dieron muchos nietos al alcaide. Diego fue leal a su suegro en todo lo posible, siempre y cuando no tuviera que ver o perjudicar a su religión, así que la armonía entre las dos religiones continuo.

sábado, 20 de junio de 2015

EL "MASCARAT" DE CALPE

         En la ciudad de Calpe, en la provincia de Alicante, se encuentra el Macizo de el "Mascarat". Alrededor de su nombre hay varias leyendas, desde moros hasta el propio Judas Iscariote.

         Se cuenta que al principio del S.XVII y después del decreto de expulsión de los moriscos, apareció por la zona del Collado un forastero algo excéntrico, no se acercaba ni hablaba con nadie, si alguien intentaba contactar con él, se escondía. Este comportamiento hizo pensar que, a lo mejor, se trataba de algún cabecilla moro que se escondía ahí, esperando el momento oportuno para escapar o, esperaba reunirse con su gente allí. Su desaparición de la zona, coincidió con el ahorcamiento de un cabecilla moro llamado Turiji, en Valencia.


           Otra leyenda dice que se trataba de un joven desaparecido de la zona, que se escondía por allí, por que, el pobre, padecía de lepra, al cabo de un tiempo, sólo se encontró una vieja mascara, con la que el joven escondía su rostro.

           Pero la más extraordinaria, para mí, es la que dice que era el propio Judas Iscariote, que después de vagar por el mundo, tras su traición, llegó allí, y cansado de andar, decidió descansar allí. Años después, se encontraron unos huesos de una persona, que se creyó que era él.

             ¿Con cuál te quedas?

Barranco del Macizo Mascarat
 Fuentes: Alicante Vivo     Mitos y Leyendas

viernes, 19 de junio de 2015

LA CUEVA DE LAS CALAVERAS

      Hoy nos desplazamos hasta Benidoleig, un pueblo de la provincia de Alicante, dónde podemos encontrar unas cueva fantástica, que como no, tiene su propia leyenda, La Cueva de las Calaveras


      "Sobre el S.XI, había un rey moro llamado Alí Moho, que huía del avance imparable del Cid Campeador. En la Comarca de Marina Alta, Alí Moho, encontró una cueva, dónde se escondió con su harén de 150 mujeres, y todos sus tesoros. Una vez dentro, nunca más se supo del Rey y su gente. Sólo se encontraron 152 huesos, lo que hace pensar que pudieron morir por dos motivos: Suicidio por verse acorralados o, se quedaron sin salida al derrumbarse alguna galería, muriendo de hambre."

     El botánico y naturalista valenciano Antonio José Cavanilles dejó constancia en sus Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reino de Valencia, de su visita a la cueva en 1797: 

       «En aquellas entrañas y soledad, que ellos creían descubiertas por primera vez, hallaron tristes pruebas de su engaño, y de haberles precedido otros igualmente intrépidos, pero menos felices: tropezaron con calaveras y huesos tendidos por el andador y en él vieron un pico de hierro de dos libras de peso. Las calaveras, en número de doce eran de diferentes tamaños, pareciendo ser algunas de hombres y otras de muchachos, y en ellas se conservaban muchos dientes con su esmalte...». 

jueves, 18 de junio de 2015

LA CARA DEL MORO

        Según dice la leyenda, el Califa de Alicante, tenía una preciosa hija, llamada Cántara, ya en edad casadera. Cántara tenía dos pretendientes, Almanzor y Alí, que según ellos, estaban locamente enamorados de ella, y ambos pidieron su mano.
      El Califa estaba indeciso a cuál de los dos jóvenes concedérsela, así que se le ocurrió poner a los dos jóvenes a prueba. A Almanzor le dio la misión de ir hasta las Indias y traer toda especia rara y única, Alí, tendría que construir una acequia para conducir el agua desde el Tibi hasta Alicante.
      Almanzor, empeñado en demostrar su gran amor a Cántara, se puso en marcha enseguida hacia las Indias, en cambio, Alí, no estaba tan dispuesto, si no que intentó otro camino para ganarse su amor, con poemas y alabando su gran belleza y sus cualidades, y como no, funcionó, Cántara se enamoró locamente de Alí.
     Al cabo de un tiempo, Almanzor volvió, y cumplió su parte, ofreciéndole al Califa, múltiples de valiosas especias. El Califa, ante el éxito de este, no tuvo más remedio que concederle la mano de su hija. Alí, ante la noticia de perder a su amada, no pudo soportarlo y se lanzó por un barranco poniendo fin a su vida. Cántara, destrozada ante la muerte de Alí, decidió seguirlo al más allá, y así murieron los dos amantes.
     El Califa, no soporto la perdida de su hija y murió de tristeza y, no se sabe como, tras su muerte su efigie apareció en el perfil del monte Benacantil. La corte, sorprendida ante los acontecimientos ocurridos , cambio el nombre de la ciudad y pasó a llamarse “Alicántara”, en recuerdo de los dos amantes, y ese es el origen del nombre actual de Alicante.
Monte Benacantil

miércoles, 17 de junio de 2015

EL TAJO DE ROLDAN

En la ciudad de Benidorm (Alicante) encontramos El Puig Campana a su espalda, con un extraño corte en su cumbre, y enfrente, un pequeño islote. Hay una Leyenda que explica las dos cosas.

Puig Campana y el Islote
        Hace muchos siglos vivía allí un gigante llamado Roldán. Un día, fue al mar para bañarse, se encontró con una agradable sorpresa. Había una joven bañándose, cuando esta se percató de la presencia de Roldan, ella no se asusto de él, todo lo contrario, le sonrió, y con esa sonrisa, se ganó el corazón de Roldan y se enamoraron los dos.
        Vivieron felices durante mucho tiempo, pero un día, cuando Roldán se dirigía a casa, se encontraba inquieto, algo pasaba, y por el camino se encontró con un ser extraño. Los dos se miraron en silencio, y de repente, el extraño le dijo: "Si quieres salvar a tu único amor, corre, corre cuanto puedas, ya que cuando acabe el día, también lo hará su vida".

          Roldán, horrorizado, salió corriendo hacia su casa, abrió la puerta de golpe buscando desesperadamente a su amor, y cuando entro en la habitación que compartían, se encontró con su pesadilla, su amada se encontraba en el suelo, moribunda. Tenía miedo de tocarla, no sabía que hacer, miró por la ventana y vio que el Sol se estaba moviendo, cada vez más cerca de la cima del Puig Campana, lanzó un grito de desesperación, en su cabeza solo podía repetir la frase del extraño: "Si quieres salvar a tu único amor, corre, corre cuanto puedas, ya que cuando acabe el día, también lo hará su vida".

            Roldán salio corriendo de la cabaña, poseído por el terror y la desesperación por salvar a su amor, y se dirigió a la cima del Puig Campana. El sol proseguía su camino acercándose a cumbre. Roldán corrió y corrió como alma que lleva el diablo, llegando a la cima dándole una fuerte patada, rompiéndola, creó un hueco y el pedazo de cima que arranco fue a parar al mar. Por el hueco de la cima el sol continuó iluminando la cabaña donde se encontraba su amada, pero no por mucho tiempo, ya que el sol, finalmente, desapareció, y con el, la vida de la joven.

Cima del Puig Campana
        Roldán, sintiéndose derrotado y destrozado, volvió a la cabaña, donde cogió en brazos a su amada, sacándola de allí, y bajo el manto de la noche, se dirigió al islote que él había creado, dónde se quedo con ella para toda la eternidad.

martes, 16 de junio de 2015

LA FUENTE DE ALMAZOR

         Esta leyenda la situamos en Almedíjar, la provincia de Castellón, se encuentra "La Fuente de Almanzor", cuyo nombre se debe al Rey Almanzor.

          El Rey Almanzor, estaba preocupado por la época de sequía que estaba travesando, cada vez las reservas de agua eran menores. Durante una batalla, el Rey fue herido de gravedad y se lo llevaron a su palacio para que lo curaran, con la desafortunada casualidad, que en ese momento, la ciudad se quedo sin agua.

           Una de las aldeanas cristianas, al enterarse, se acerco al monarca con una propuesta, si ella le ayudaba, luego él tenía que concederle un deseo. El monarca, al encontrarse en semejante desventaja, accedió.

          La cristiana se puso en marcha acompañada de 15 soldados, y el propio rey tras de sí, siguiendo hacia arriba el cauce del barranco, hasta un paso estrecho, donde había un nacimiento de agua, el cual salvo al Rey y al resto de la población.

        El Rey Almanzor, agradecido joven cristiana, cumplió su palabra y le pregunto cual era su deseo, y esta solo le pidió su libertad, libertad para volver con los suyos, libertad para practicar su religión, y el Rey, fiel a su palabra, se lo concedió.

          Al cabo de mucho tiempo, se canalizó el agua de la fuente en el barranco hasta el pueblo, donde se construyó una fuente con el nombre del Rey, y una representación de la joven cristiana que lo salvo.

lunes, 15 de junio de 2015

LA LEYENDA DEL ÁRBOL EMBRUJADO DE ALTEA

           Hace mucho tiempo, en Altea, una villa de la provincia de Alicante, vivía una pobre anciana que se dedicaba a mendigar para conseguir algo de comer. Cuando no obtenía suficiente, siempre recurría a un peral, de las afueras para alimentarse. El problema era que, otros, también se alimentaban de él, y había días que no le llegaba a ella.

            La anciana, era una mujer muy devota, y una de las veces que fue a la iglesia a rezar, obtuvo una respuesta. Se le concedió un favor que consistía en, que cada vez que alguien subiera al árbol a coger algún fruto, se quedarían allí arriba hasta que ella diera permiso para bajar. 

            Al cabo de unos años, la Muerte vino a buscarla. La anciana se negaba a creer que había llegado su hora, y no estaba dispuesta a marcharse con ella, así que ideo un plan. Astutamente, engaño a la Muerte para que se subiera al árbol donde la dejo mucho tiempo, finalmente pacto con ella que la dejaba bajar con la condición de que no iría a buscarla nunca.

Fuentes: Leyendas Valencianas

domingo, 14 de junio de 2015

LA SIERRA DE MARIOLA

         En la Sierra de Mariola, situada en la provincia de Alicante, encontramos una leyenda triste, ambientada en los años 42 A.C - 37 D.C, durante la época de Tiberio Claudio Nerón. 


         La leyenda dice, que en esa época había un pequeño poblado gobernado por el noble Sexto Mario. Era un hombre muy rico, que había obtenido su riqueza con la explotación de una mina de oro que se encontraba en el interior de una montaña. 

         A Tiberio Claudio Nerón, que no le sobraba el dinero y tenía al pueblo un tanto revuelto, le pareció bien que dichas minas pasaran a su patrimonio. Nerón tramó el plan de conquistar a la hija de Sexto, Mariola, una bellísima joven.  La joven solía ser vista dando largos paseos por la montaña, en compañía de una pantera, que el propio Sexto le había traído desde África. A pensar de los intentos de conquista de Nerón hacia Mariola, esta le dejó bien claro que nunca se casaría con él, pero claro está que dicho emperador tenía muy mal perder planeo una terrible venganza.

         Nerón acusó a Sexto y a Mariola de incesto, y fueron condenados a ser despeñados. Desde entonces, cuenta la leyenda que la Sierra más hermosa de nuestra provincia tiene el nombre de aquella muchacha que se negó a los caprichos de un tirano emperador. Y de las minas de oro, nunca más se supo.

          En 1965, los espeleologos del Centro Excursionista de Alcoy encontraron en el interior de la Cueva de la Sarsa, en Bocairent, huesos que fueron identificados como pertenecientes a una pantera africana.

           Aún, se oyen rumores e historias en las poblaciones cercanas de haber visto por la sierra, en las horas del crepúsculo, la figura evanescente de una mujer envuelta en blancas y flotantes vestiduras, como si se tratase de un jirón de niebla.

Fuentes: Asociación Cultural: Alicante Vivo
 

sábado, 13 de junio de 2015

LA LEYENDA DE LAS 300 DONCELLAS

        Durante la Conquista de Valencia por Jaime I, cuando llegaron a la ciudad de Valencia, prometió a sus soldados antes de acometer la toma de la ciudad de Valencia que los primeros en entrar merecerían el honor de repoblar la ciudad con mujeres traídas de sus pueblos de origen.

      Fueron tres leridanos sobre los que recayó tal distinción, y así se hizo venir a 300 doncellas leridanas. Produciéndose inmediatamente siete matrimonios cuyas cabezas e iniciales pasaron a la posteridad esculpidos en piedra en la Puerta del Palau de la Catedral de Valencia.

Fuentes: Curiosidades

EL DRAGÓN DEL PATRIARCA

          La Leyenda del Dragón del Patriarca, tiene lugar en Valencia, sobre el S. XVI, y como en todo, tiene sus variantes.

          Una versión cuenta que en aquella época, existía un dragón que habitaba en el Río Turia, y que cualquier ingenuo que se atreviera acercase a la orilla, se convertía en víctima de esta bestia. Durante mucho tiempo, valientes y héroes de los alrededores intentaron acabar con la bestia, pero lo único que consiguieron fueron en convertirse en su principal fuente de alimento. La población ya no sabia que hacer, nadie se atrevía acercase al río, pero un día, llego un caballero desde muy lejos, atraído por la historia del famoso dragón y dispuesto a acabar con él. Los lugareños, ya algo escépticos, le dejaron hacer, total, no tenían nada que perder. El caballero se dirigió a la ciudad, y una vez allí, se dedico a conseguir cualquier objeto reluciente, y con eso, confeccionó un traje. Después, armado con una lanza, se fue al río a buscar al dragón. No se sabe si el dragón quedó cegado por los reflejos o se asusto de su propia imagen, la cuestión es que este se quedo petrificado y el caballero pudo matarlo con un solo golpe, poniendo fin al terror del río.

           Otra versión de la leyenda se basa en lo mismo, pero en vez de un caballero, era un reo que estaba a punto de ser ejecutado, y que este propuso, si mataba a la bestia, él quedaría libre, y las autoridades accedieron. El reo consiguió matar al dragón de la misma forma que el caballero, y este fue perdonado y puesto en libertad.
            
Virrey del Perú Don Juan de Mendoza y Luna
Patriarca San Juan de la Ribera

 El Dragón, en realidad era un Caíman disecado, regalo del Virrey del Perú Don Juan de Mendoza y Luna (1571-1628) al Patriarca San Juan de Ribera (1532-1611), debido a la fundación del Colegio-Seminario.




         

     El Caíman, sigue expuesto, en la Iglesia del Patriarca del S.XVI, en pleno centro de Valencia.

Caíman en la Iglesia del Patriarca
             La leyenda, llamó la atención al autor valenciano Vicente Blasco Ibañez, que escribió un cuento sobre él, "El Dragón del Patriarca":

            "Era cuando Valencia tenía un perímetro no mucho más grande que los barrios tranquilos, soñolientos y como muertos que rodean la Catedral. La Albufera, inmensa laguna casi confundida con el mar, llegaba hasta las murallas; la huerta era una enmarañada marjal de juncos y cañas que aguardaba en salvaje calma la llegada de los árabes que la cruzasen de acequias grandes y pequeñas, formando la maravillosa red que transmite la sangre de la fecundidad; y donde hoy es el Mercado extendíase el río, amplio, lento, confundiendo y perdiendo su corriente en las aguas muertas y cenagosas.

               Las puertas de la ciudad inmediatas al Turia permanecían cerradas los más de los días, o se entreabrían tímidamente para chocar con el estrépito de la alarma apenas se movían los vecinos cañaverales. A todas horas había gente en las alamedas, pálida de emoción y curiosidad, con el gesto del que desea contemplar de lejos algo horrible y al mismo tiempo teme verlo.

             Allí, en el río, estaba el peligro de la ciudad, la pesadilla de Valencia, la mala bestia cuyo recuerdo turbaba el sueño de las gentes honradas, haciendo amargo el vino y desabrido el pan. En un ribazo, entre aplastadas marañas de juncos, un lóbrego y fangoso agujero, y en el fondo, durmiendo la siesta de la digestión, entre peladas calaveras y costillas rotas, el dragón, un horrible y feroz animalucho, nunca visto en Valencia, enviado, sin duda, por el Señor ?según decían las viejas ciudadanas- para castigo de pecadores y terror de los buenos.

           ¡Qué no haría la ciudad para librarse de aquel vecino molesto que tuebaba su vida...! Los mozos bravos de cabeza ligera ?y bien sabe el diablo que en Valencia no faltaban- excitábanse unos a otros y echaban suertes para salir contra la bestia, marchando a su encuentro con hachas, lanzas, espadas y cuchillos. Pero apenas se aproximaban a la cueva del dragón, sacaba éste el morro, se ponía en facha para acometer, y partiendo en línea recta, veloz como un rayo, a este quiero y al otro no, mordisco aquí y zarpazo allá, desbarataba el grupo; escapaban los menos, y el resto paraba en el fondo del negro agujero, sirviendo de pasto a la fiera para toda la semana.

              La religión, viniendo en auxilio de los buenos y recelando las infernales artes del Maléfico en esta horrorosa calamidad, quiso entrar en combate con la bestia; y un día, el clero, con su obispo a la cabeza, salió por las puertas de Valencia, dirigiéndose valerosamente al río con gran provisión de latines y agua bendita. La muchedumbre contemplaba ansiosa desde las murallas la marcha lenta de la procesión, el resplandor de las bizantinas casullas con sus fajas blancas orladas de negras cruces, el centellear de la mitra de terciopelo rojo con piedras preciosas y el brillo de los lustrosos cráneos de los sacerdotes.

            El monstruo, deslumbrado por este aparato extraordinario, les dejaba aproximarse; pero pasada la primera impresión, movió sus cortas patas, abrió la boca como bostezando, y esto basto para que todos retrocediesen con tanta prudencia como prisa, precaución feliz a la que debieron los valencianos que la fiera no se almorzara medio cabildo.

               Se acabó. Todos reconocían la imposibilidad de seguir luchando con tal enemigo. Había que esperar a que el dragón muriese de viejo o de un hartazgo; mientras tanto, que cada cual se resignara a morir devorado cuando le llegara el turno.

          Acabaron por familiarizarse con aquel bicho ruin como con la idea de la muerte, considerándolo una calamidad inevitable, y el valenciano que salía a trabajar sus campos, apenas escuchaba ruido cerca de la senda y veía ondear la maleza, murmuraba con desaliento y resignación:
-Me tocó la mala. Ya está ahí ese. Siquiera que acabe pronto y no me haga sufrir.

              Como ya no quedaban hombres que fuesen en busca del dragón, este iba al encuentro de la gente, para no pasar hambre en su agujero. Daba la vuelta a la ciudad, se agazapaba en los campos, corría los caminos, y muchas veces, en su insolencia, se arrastraba al pie de las murallas y pegaba el hocico a las rendijas de las fuertes puertas, atisbando si alguien iba a salir.

            Era un maldito que parecía estar en todas partes. El pobre valenciano, al plantar el arroz encorvándose sobre la charca, sentía en lo mejor de su trabajo algo que le acariciaba por cerca de la espalda, y al volverse tropezaba con el morro del dragón, que se abría y se abría como si la boca le llegase a la cola, y ¡zas! De un golpe lo trituraba. El buen burgués que en las tardes de verano daba un paseíto por las afueras, veía salir de entre los matorrales una garra rugosa que parecía decirle: ¡Hola, amigo!, y con un zarpazo irresistible se veía arrastrado hasta el fondo del fangoso agujero, donde la bestia tenía su comedor.

              A medio día, cuando el dragón, inmóvil en el barro como un tronco escamoso, tomaba el sol, los tiradores de arco, apostados entre dos almenas, le largaban certeros saetazos. ¡Tontería! Las flechas rebotaban sobre el caparazón y el monstruo hacía un ligero movimiento, como si entorno de él zumbase un mosquito.

         La ciudad se despoblaba rápidamente, y hubiese quedado totalmente abandonada a no ocurrírseles a los jueces sentenciar a muerte a cierto vagabundo, merecedor de horca por delitos que llamaron la atención en una época en que se mataba y robaba sin dar a esto otra importancia que la de naturales desahogos.

           El reo, un hombre misterioso, una especie de judío, que había recorrido medio mundo y hablaba en idiomas raros, pidió gracia. Él se encargaría de matar al dragón a cambió de rescatar su vida. ¿Convenía el trato...?

           Los jueces no tuvieron tiempo para deliberar, pues la ciudad les aturdió con su clamoreo. Aceptado, aceptado; la muerte del dragón bien valía la gracia de un tuno.

           Le ofrecieron para su empresa las mejores armas de la ciudad; pero el vagabundo sonrió desdeñosamente, limitándose a pedir algunos días para prepararse. Los jueces, de acuerdo con él, dejáronle encerrado en una casa, donde todos los días entraban algunas cargas de leña y una regular cantidad de vasos y botellas recogidos en las principales casas de la ciudad. Los valencianos agolpábanse en torno de la casa, contemplando de día el negro penacho de humo y por la noche el resplandor rojizo que arrojaba la chimenea. Lo misteriosos de los preparativos dábales fe. ¡Aquel brujo si que mataba al dragón...!

             Llegó el día del combate, y todo el vecindario se agolpó en las murallas, anhelante y pálido de ansiedad. Colgaban sobre las barbacanas racimos de piernas; agitábanse entre las almenas inquietas masas de cabezas.

              Se abrió cautelosamente un postigo, dejando sólo espacio para que saliera el combatiente, y volvió a cerrarse con la precipitación del miedo. La muchedumbre lanzó una exclamación de desaliento. Aguardaba algo extraordinario en el paladín misterioso, y le veía cubierto con un manto y un capuchón de lana burda, sin más arma que una lanza... ¡Otro al saco! Aquel judío se lo engullía la malhadada bestia en un avemaría.

              Pero él, insensible al general desaliento, marchaba el línea recta hacia la cueva. Justamente, el dragón hacía días que estaba rabiando de hambre. Qudábase la gente en la ciudad, y la fiera ayunaba, rugiendo al husmear el rebaño humano guardado por las fuertes murallas.

              Vieron todos como al aproximarse el vagabundo asomaba por el embudo de barro el picudo morro de la fiera y sus rugosas patas delanteras. Después, con un pesado esfuerzo, sacó del agujero el corpachón escamoso por cuyo interior había pasado media Valencia.

           ¡Brrrr! Y rugiendo de hambre, abrió una bocaza que, aun vista de lejos, hizo correr un estremecimiento por las espaldas de todos los valencianos. Pero al mismo tiempo ocurrió una cosa portentosa. El combatiente dejó caer la capa al suelo y la capucha, y todo el pueblo se llevó las manos a los ojos como deslumbrado. Aquel hombre era un ascua luminosa, una llama que marchaba rectamente hacia el dragón, un fantasma de fuego que no podía ser contemplado más de un segundo. Iba cubierto con una vestimenta de cristal, con una armadura de espejos en la que se reflejaba el sol, rodeándole con un nimbo de deslumbrantes rayos.

            La bestia, que iba a lanzarse sobre él, parpadeó temblorosa, deslumbrada, y comenzó a retroceder. El vagabundo avanzaba arrogante y seguro de la victoria, como en la leyenda wagneriana el valeroso Sigfrido marchaba al encuentro del dragón Fafner.

             Los rayos de la armadura anonadaban a la fiera. Su espantable figura, reproducida en la coraza, en el escudo, en todas las partes de la armadura con infinito espejismo, la turbaban, obligándola a retroceder. Al fin, cegada, confusa, presa del mareo de lo desconocido, se dejó caer en su agujero, y con un supremo esfuerzo, por conservar su prestigio, abrió la bocaza para rugir ¡Brrrr!
¡Allí de la lanza! La hundió toda en las horribles fauces del deslumbrado monstruo, repitiendo los golpes entre los aplausos de la muchedumbre que saludaba cada metido como una bendición de Dios. Los chorros de sangre negra y nauseabunda mancharon la límpida armadura, y enardecidos por la agonía del enemigo, todos los vecinos salieron al campo. Hubo algunos que por llegar antes se arrojaron de cabeza desde las murallas, siendo con esto las postreras víctimas del dragón.

                 Todos querían ver de cerca al monstruo y abrazar al matador.

                 ¡Se salvó Valencia! Desde aquel día comenzó a vivir tranquila.

                De tan memorable jornada no ha quedado el nombre del héroe, ni siquiera su maravillosa armadura de espejos. Sin duda se la rompieron en plena ovación, al llevarle triunfante de abrazo en abrazo. Pero quedaba el dragón, con su vientre atiborrado de paja, por donde pasaron muchos de nuestros abuelos.Y quien dude de la veracidad del suceso, no tiene más que asomarse al atrio del Colegio del Patriarca, que allí está la malvada bestia como irrecusable testigo.

Fuentes: GFB El CaminoArte y Libertad, Wikipedia