El Chamán es al que se le atribuye la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus y de presentar habilidades visionarias y adivinatorias.
Cumplen un papel central en las comunidades cazadoras y recolectoras de Asia, África, América y Oceanía y también en culturas prehistóricas de Europa. Como depositarios de sabiduría. Su don es recibido por herencia, ocasionalmente por vocación, pero suele exigir siempre pasajes de iniciación, consistentes en largos ayunos, retiros y, en ciertos casos, ingestión de alucinógenos. Suelen ser elegidos por familias y anteriormente por los espíritus (elección divina), y deben someterse a un riguroso entrenamiento. Entre sus funciones están comunicarse con los espíritus para corregir los errores de la comunidad a la que pertenecen, por lo cual también restauran la armonía entre el hombre, su mundo espiritual y el mundo físico.
El chamán convierte a los espíritus de la naturaleza y de los hombres en sus «familiares». Los antropólogos señalaron que pueden realizar «viajes» al mundo espiritual mediante estados modificados de conciencia y para recibir conocimientos. Con todo, el prestigio del chamán en la tribu deriva muy directamente de su poder de sanar.
En Perú los chamanes vienen desde la época Incaica, todos los rituales para el incremento de las cosechas, augurios de buen tiempo e incluso consejos al Inca era realizado por ellos, previo pago a la tierra con sacrificios. En la actualidad existen (en el Cusco principalmente) Chamanes verdaderos que viven alejados de la ciudad, en las afueras y cerca de Macchu Picchu.
En México, los chamanes son llamados «hombres de conocimiento» y comandaban cada tribu de los antiguos habitantes de esta región de América. Esos hombres eran destacados por su inteligencia, intuición y capacidad de videncia. Al parecer, a partir de los toltecas, estos hombres comenzaron a fundar linajes, mediante los que, a través de una cadena de sucesores, transmitían de generación en generación, su particular forma de crear la realidad.
En algunas culturas el que una persona nazca con una deformidad física es signo de que puede ser chamán. En otras, si una persona logra sobrevivir a la descarga de un rayo tiene entonces potencial chamánico y en algunas comunidades ser mujer es un requisito para poder convertirse en chamán.
Varias culturas entienden que para ser chamán hay primero que estar enfermo, física o emocionalmente, y pasar por el proceso de curarse de esa enfermedad.
Cumplen un papel central en las comunidades cazadoras y recolectoras de Asia, África, América y Oceanía y también en culturas prehistóricas de Europa. Como depositarios de sabiduría. Su don es recibido por herencia, ocasionalmente por vocación, pero suele exigir siempre pasajes de iniciación, consistentes en largos ayunos, retiros y, en ciertos casos, ingestión de alucinógenos. Suelen ser elegidos por familias y anteriormente por los espíritus (elección divina), y deben someterse a un riguroso entrenamiento. Entre sus funciones están comunicarse con los espíritus para corregir los errores de la comunidad a la que pertenecen, por lo cual también restauran la armonía entre el hombre, su mundo espiritual y el mundo físico.
El chamán convierte a los espíritus de la naturaleza y de los hombres en sus «familiares». Los antropólogos señalaron que pueden realizar «viajes» al mundo espiritual mediante estados modificados de conciencia y para recibir conocimientos. Con todo, el prestigio del chamán en la tribu deriva muy directamente de su poder de sanar.
En Perú los chamanes vienen desde la época Incaica, todos los rituales para el incremento de las cosechas, augurios de buen tiempo e incluso consejos al Inca era realizado por ellos, previo pago a la tierra con sacrificios. En la actualidad existen (en el Cusco principalmente) Chamanes verdaderos que viven alejados de la ciudad, en las afueras y cerca de Macchu Picchu.
En México, los chamanes son llamados «hombres de conocimiento» y comandaban cada tribu de los antiguos habitantes de esta región de América. Esos hombres eran destacados por su inteligencia, intuición y capacidad de videncia. Al parecer, a partir de los toltecas, estos hombres comenzaron a fundar linajes, mediante los que, a través de una cadena de sucesores, transmitían de generación en generación, su particular forma de crear la realidad.
En algunas culturas el que una persona nazca con una deformidad física es signo de que puede ser chamán. En otras, si una persona logra sobrevivir a la descarga de un rayo tiene entonces potencial chamánico y en algunas comunidades ser mujer es un requisito para poder convertirse en chamán.
Varias culturas entienden que para ser chamán hay primero que estar enfermo, física o emocionalmente, y pasar por el proceso de curarse de esa enfermedad.
Fuente: Wikipedia, https://www.uprm.edu/