Hace mucho tiempo, en Altea, una villa de la provincia de Alicante, vivía una pobre anciana que se dedicaba a mendigar para conseguir algo de comer. Cuando no obtenía suficiente, siempre recurría a un peral, de las afueras para alimentarse. El problema era que, otros, también se alimentaban de él, y había días que no le llegaba a ella.
La anciana, era una mujer muy devota, y una de las veces que fue a la iglesia a rezar, obtuvo una respuesta. Se le concedió un favor que consistía en, que cada vez que alguien subiera al árbol a coger algún fruto, se quedarían allí arriba hasta que ella diera permiso para bajar.
Al cabo de unos años, la Muerte vino a buscarla. La anciana se negaba a creer que había llegado su hora, y no estaba dispuesta a marcharse con ella, así que ideo un plan. Astutamente, engaño a la Muerte para que se subiera al árbol
donde la dejo mucho tiempo, finalmente pacto con ella que la
dejaba bajar con la condición de que no iría a buscarla nunca.
Fuentes: Leyendas Valencianas
Fuentes: Leyendas Valencianas