En la mitología griega, Pegaso era un caballo alado. Fue el primer caballo que llegó a estar entre los dioses. Pegaso era el caballo de Zeus. Nació de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. Esta era una de las tres hermanas Gorgonas: las otras eran Esteno y Euríale.
Suele representarse en blanco o negro y tiene dos alas que le permiten
volar. Una característica de su vuelo es que cuando lo realiza, mueve
las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire.
Según las fuentes clásicas, Perseo no llegó a volar montado en
Pegaso, puesto que lo hacía gracias a unas sandalias aladas.
Pegaso aparece relacionado con el héroe Belerofonte, quien, montado en él, logró dar muerte a la Quimera,
bestia de múltiples cabezas (entre ellas una de león y otra de cabra)
que asolaba los territorios de Licia. Gracias a él, Belerofonte
pudo obtener una victoria sobre las amazonas. No contento con esto le obliga a llevarlo al Olimpo
para convertirse en un dios, pero Zeus, molesto por su osadía, envía a
un insignificante mosquito que pica el lomo de Pegaso y precipita al
vacío a Belerofonte sin matarlo, quedando lisiado y condenado a vagar
apartado del resto del mundo toda su vida recordando su gloria pasada.
Tiempo después, se dio el concurso de canto que enfrentó a las Musas con
las hijas de Píero. El Monte Helicón a causa de la
belleza de las voces, a crecer amenazando con llegar
al cielo. Al ver el peligro, Poseidón le ordenó a Pegaso que fuera
y golpeara a la montaña con uno de sus cascos para ordenarle qe
volviera a su tamaño normal, a lo que la montaña obedeció dócilmente.
Pero, en el lugar donde Pegaso la había golpeado brotó la Fuente
Hipocrene, o Fuente del Caballo.
Por último, Zeus lo convirtió en
Constelación, para que fuera eterno. Cuando esto sucedió, una pluma de
sus alas cayó cerca de Tarso, y así la ciudad adoptó su nombre.
Los grifos son los enemigos naturales de los pegasos. Cuando se enfrenta a un grifo, el pegaso aprovecha su mayor velocidad en el vuelo para cansarle y distraerle. Si se enfrenta a un dragón,
intenta atraerlo a lugares de difícil acceso para que el dragón no
pueda seguirle fácilmente y, así, aprovechar este tiempo para atacar en
picado con los cascos y con los dientes.
Fuente: Wikipedia