En la mitología griega, el rey Layo de Tebas era un héroe divino y un personaje clave en el mito de la fundación de Tebas.
Hijo de Lábdaco, fue criado por el regente Lico, después de la muerte de su padre. Cuando se hizo mayor intentó ocupar el trono, pero sus primos, Anfión y Zeto, usurparon el poder. Fue expulsado de Tebas y el rey Pélope de Pisa, le dio asilo.
Pélope le confió a su hijo Crisipo
y le pidió que le enseñase el arte de conducir caballos. Layo quedó
prendado del joven y un día lo raptó y violó. Según una versión, Crisipo
se suicidó por la vergüenza infligida; según otra, Hipodamía,
su madre, mandó que lo asesinaran. Al darse cuenta
de lo ocurrido, Pélope arrojó sobre Layo la maldición de Apolo, "tu estirpe se exterminará a sí misma."
Después de la muerte de Anfión, Layo se convirtió en rey de Tebas y tomó como esposa a otra descendiente del linaje de Cadmo y Harmonía, Yocasta. Durante años intentaron tener hijos, sin conseguirlo. Layo fue al oráculo de Delfos
pidiendo una solución. La respuesta fue: «Tu
hijo matará a su padre y se acostará con su madre». Layo, prudente,
guardó el secreto y no lo reveló a su mujer. Una noche, bajo los efectos
de la bebida yació con su mujer, y engendró a Edipo. Para que no se cumpliera la profecía, Layo abandonó a Edipo para que muriera. Pero Edipo llegó a manos de los reyes Pólibo y Peribea (en algunos textos lleva el nombre de Mérope) de Corinto.
Años más tarde, Layo, que conducía un carro, se cruzó con Edipo; el
conductor le exigió de mala manera a Edipo que se quitara de en medio, a
lo que éste se negó. En la pelea, Layo salió del carruaje y su hijo le dio muerte, cumpliéndose el vaticinio del oráculo. Se casó con Yocasta, con la que tuvo cuatro hijos sin descubir quién era durante muchos años.
Fuente: Wikipedia, https://mitosyleyendascr.com/