En la mitología griega, Momo era la personificación del sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica. Era el dios de los escritores y poetas, un espíritu de inculpación malintencionada y crítica injusta.
Hesíodo contaba que Momo era un hijo de Nix. Luciano de Samosata recordaba que se burló de Hefesto por haber fabricado a los hombres sin puertas en sus pechos a través de las cuales se pudiera conocer si sus pensamientos y sentimientos eran verdaderos. Incluso se burló de Afrodita, aunque todo lo que pudo hallar fue que era parlanchina y llevaba sandalias chirriantes. Debido a sus constantes críticas, fue exiliado del Monte Olimpo.
Se lo representaba con una máscara que levantaba para que se le viera la cara, y con un muñeco o un cetro acabado en una cabeza grotesca en la mano, símbolo de la locura.
Aparece como personaje en la obra de Luciano de Samosata, y en el siglo XV en el Momus sive de principe (1450), una sátira picaresca y política del humanista León Battista Alberti; la traducción castellana la publicó en 1553 Agustín de Almazán en Alcalá de Henares con el título de La moral y muy graciosa historia de Momo, de la cual se hizo una refundición moralizante en 1666 con el título de la Historia moral del dios Momo: enseñanza de príncipes y súbditos y libros de caballerías, publicada en Madrid por el padre Benito Remigio Noydens (1630-1685). En el Viage de Sannio (1585) del poeta Juan de la Cueva.
En las fiestas de Carnaval de varias ciudades hispanohablantes se rinde homenaje al dios Momo con diversos actos. Específicamente, en las ciudades de Barranquilla (Colombia) y Montevideo (Uruguay), durante el Carnaval se hace alusión al dios Momo. También aparece la figura del dios Momo en el Carnaval de Cádiz (España) donde adquiere un gran protagonismo los días de Carnaval y hasta su quema durante esta fiesta.
Fuente: Wikipedia