En la mitología romana, las larvae o lemures, eran los espectros o espíritus de la muerte; eran la versión maligna de los lares. Algunos autores romanos describen a los lémures como el nombre común para todos los espíritus de la muerte, y los dividen en dos clases: los lares, o almas benevolentes de la familia, que protegen la domus o casa, y las larvae, o inquietas y horribles almas de hombres malvados. Pero la más común idea era que los lémures y las larvae eran lo mismo. Se decía de ellas que vagaban por la noche y que atormentaban y asustaban a los vivos.
El 9, 11 y 13 de mayo, se celebraba la Lemuralia o Lemuria, la fiesta de los lémures, en la que se ofrecían judías negras a las larvae con la esperanza de hacerlas propicias; se usaban también ruidos fuertes para alejarlas.
Fuente: Wikipedia