En la mitología griega, Idmón, hijo de Apolo y Asteria, era un adivino, abuelo del también adivino Calcas.
Según Apolonio de Rodas, Idmón era hijo de Apolo y tenía como padre humano a Abante; era originario de Argólida. Sus dotes de adivino fueron un regalo de Apolo. En el momento de unirse a los Argonautas, sabía que está destinado a perecer durante la expedición, pero pese a ello participó, acompañado de su hijo Téstor. De hecho, durante la escala de los Argonautas en la corte de Lico, rey de los mariandinos (habitantes del territorio noroccidental de Anatolia), Idmón fue mortalmente herido en el muslo por un jabalí gigante que merodeaba en un pantano cercano. El jabalí fue muerto por Idas. Los Argonautas honraron a Idmon con tres días de duelo, y le dispensaron un magnífico funeral y sacrificios y le erigieron una tumba. Aproximadamente en 559 a. C., los fundadores de la ciudad de Heraclea Póntica construyeron en su honor, un templo en el punto exacto donde fue enterrado.
Valerio Flaco también hace de Idmón un hijo de Apolo, originario de Argos y que también conocía su destino de antemano, pero moría de una enfermedad y no de una herida.
Apolodoro de Atenas lo cita para hablar de su muerte y luego adopta la versión de la herida que le causó el jabalí. Aparte, únicamente dice de Idmón que fue adivino.
Higino menciona a los dos posibles padres de Idmon (Apolo y Abante) e indica, en el caso en que es hijo de Apolo, que su madre es la ninfa Cirene. También Idmón se une a los Argonautas sabiendo de antemano que morirá durante la expedición, y es matado por el jabalí durante su estancia en el reino de Lico.