En la mitología griega, Ion o Jon es considerado el antepasado epónimo de los jonios. Descendiente de Deucalión, es hijo de Juto y de Creúsa, hija de Erecteo, rey de Atenas; y nieto de Helén, antepasado epónimo de todos los griegos o helenos.
Juto fue expulsado de Atenas por los hijos de Erecteo y se refugió en Egíalo, región del norte del Peloponeso que posteriormente se llamó Acaya, donde murió. Tras la muerte de su padre, Ion se dispuso a atacar Egíalo, pero el rey de los egialeos, Selino, para evitar el ataque le ofreció casarse con su única hija, Hélice, y nombrarle su heredero. A su muerte, Ion se convirtió en rey de Egíalo, fundó su ciudad capital dándole el nombre de su esposa, Hélice y llamó a los habitantes del reino jonios. Ayudó a los atenienses en la guerra que mantenían con los eleusinos y murió en el Ática. Sus descendientes siguieron gobernando Egíalo, hasta que fueron expulsados por los hijos de Tisámeno y se refugiaron en Atenas.
En otra versión, Ion participó en la contienda de los atenienses contra los eleusinos a quienes ayudaban los tracios comandados por Eumolpo y tal fue la reputación que adquirió que los atenienses lo nombraron rey a la muerte de Erecteo. Ion dividió el Ática en cuatro tribus en función de su oficio, granjeros, artesanos, sacerdotes y guerreros, denominándolas con los nombres de sus cuatro hijos: Geleon, Egicores, Argades, y Hoples. Después los atenienses enviaron a Egíalo una colonia y le impusieron el nombre de Jonia en su honor, pero más tarde fueron expulsados por los aqueos quienes llamaron Acaya a la región.
Eurípides, que era de origen jónico, modifica estas genealogías para dar más importancia a su antepasado epónimo, haciéndolo hijo de Apolo quien yació con Creúsa a espaldas de Juto. Tras su nacimiento, Creúsa abandonó a Ion, pero Hermes lo recogió y lo llevó a Delfos donde fue criado por la sacerdotisa del Oráculo de Delfos. Mientras tanto Juto y Creúsa no tenían descendencia, por lo que tras unos años de espera acudieron a preguntar al Oráculo como conseguirlo. Éste dijo que escogiesen como heredero a la primera persona que apareciese en el templo, quien resultó ser Ion. Juto lo adoptó, pero Creúsa no estuvo de acuerdo y trató de matarlo envenenándolo. Ion descubrió el engaño e iba a matar a Creúsa cuando la sacerdotisa les descubrió el origen de Ion, indicándoles además que no debían desengañar a Juto. Juto tuvo posteriormente con Creúsa a Aqueo y a Doro, antepasados epónimos de los aqueos y de los dorios, respectivamente.
Fuente: Wikipedia