Pintura de John Williams Waterhouse |
En la mitología griega, las Náyades eran las ninfas agua dulce, y encarnaban la
divinidad del curso de agua que habitaban, de la misma forma que las nereidas eran de agua salada y las oceánidas
eran las personificaciones divinas de los ríos y algunos espíritus muy
antiguos que habitaban las aguas estancadas de pantanos, estanques y
lagunas, como en la región de Lerna, situada al sur de Argos.
Las náyades son seres femeninos, con gran longevidad pero no inmortales. La esencia de una náyade estaba vinculada
a su masa de agua, de forma que si ésta se secaba, ella moría.
Según Homero las llama «hijas de Zeus», pero otros dicen que eran hijas del Titán Océano. Todas las fuentes y manantiales célebres tienen su náyade o su grupo
de náyades, normalmente consideradas hermanas, y su leyenda propia. Eran
a menudo el objeto de cultos locales arcaicos, adoradas como esenciales
para la fertilidad y la vida humana. Los jóvenes que alcanzaban la
mayoría de edad dedicaban sus mechones infantiles a la náyade del
manantial local. Con frecuencia se atribuía a las náyades virtudes
curativas: los enfermos bebían el agua al que estaban asociadas o bien,
más raramente, se bañaban en ellas. Era éste el caso de Lerna, donde
también se ahogaba ritualmente a animales.
Las náyades también podían ser peligrosas. En ocasiones, bañarse en
sus aguas se consideraba un sacrilegio. Verlas también podía ser motivo de castigo, el cual consistía en la locura del pobre afortunado. Según la mitología, Hilas, un tripulante del Argos, fue raptado por náyades. Eran también seres celosos, como en la historia en la que un pastor, Dafnis, era el amante de Nomia, a quien fue infiel en varias ocasiones hasta que ésta en venganza lo cegó para siempre.
Se conocen cinco tipos de Náyades:
-Crenas o crénides, que habitaban en fuentes.
-Heleades, que vivian en pantanos.
-Limnades o limnátides, en lagos.
-Pegeas, en manantiales.
-Potámides, en ríos.
Fuente: Wikipedia