En la mitología romana, Fauno era una de las divinidades más populares y antiguas; identificado con el griego Pan debido a la similitud de sus atributos.
Fauno aparece como el tercero de los reyes del Lacio, hijo de Pico, nieto de Saturno, y padre de Latino con la ninfa Marica. Fauno
había promovido la agricultura y la cría de ganado entre sus súbditos, y
también se distinguió como cazador. Igualmente, se creía que en su reinado el arcadio Evandro y Heracles llegaron al Lacio.
También era
considerado uno de los grandes fundadores de la religión del país, por
lo que Lactancio le sitúa a la altura de Numa Pompilio. Tras su muerte fue elevado a la posición de deidad tutelar del país.
Existe la tradición de que Numa, obligó a
Pico y a su hijo Fauno a revelarle el secreto de invocar el relámpago
desde el cielo y de purificar las cosas golpeándolas con el rayo.
Fauno fue adorado como el dios de los campos
y los pastores, y como una divinidad oracular y profética. Como deidad
rústica, era un espíritu bueno del bosque, las llanuras y los campos.
Como dios profético, llamado por el nombre de Fatuo, se creía que revelaba el futuro al hombre parte en
sueños y parte mediante voces de origen desconocido. Lo que era Fauno a este respecto al sexo masculino, su esposa Fauna era al femenino. Se decía que daban sus oráculos en verso saturnio, de lo que quizá pueda inferirse que existieron en el Lacio colecciones de oráculos en esta métrica.
Debido a la forma en que daba sus oráculos, se consideraba a Fauno el autor de apariciones espectrales y sonido terroríficos; y por tanto se le describía como un dios lascivo y voluptuoso, que moraba en los bosques y era aficionado a las ninfas.
Fuente: Wikipedia