Jasón y Medea |
En la mitología griega, Medea era la hija de Eetes, rey de la Cólquida, y de la ninfa Idía. Era sacerdotisa de Hécate, a la que algunos consideran su madre y de la que se supone que aprendió los principios de la hechicería junto con su tía, la diosa Circe. Así, Medea es el arquetipo de bruja o hechicera, y comparte su condición de mujer autónoma e inusual, contraria al prototipo ideal de la época, con Calipso y Circe, entre otras. Era, asimismo, nieta del dios Helios.
LA HUÍDA DE LA CÓLQUIDA: Cuando Jasón y los argonautas llegaron a la Cólquida y reclamaron el vellocino de oro, el rey Eetes les prometió que se lo entregaría sólo si eran capaces de realizar ciertas tareas. En primer lugar Jasón tenía que uncir dos bueyes que exhalaban llamaradas de fuego por la boca y arar un campo con ellos. Una vez arado, debería sembrar en los surcos los dientes de dragón que Eetes le dio. Jasón aceptó las condiciones, a pesar de que salir airoso de la prueba le parecía imposible.
Sin embargo Medea, influenciada por Eros y aconsejada por su hermana (a cuyos hijos había salvado Jasón de perecer en la Isla de los Pájaros), visitó esa misma noche la tienda de Jasón y le proporcionó pociones y ungüentos mágicos, además de las instrucciones precisas para lograrlo. Invulnerable al fuego y poseedor de una fuerza sobrenatural, pudo someter a los bueyes y uncirlos al arado. Tras ello, y arrojados los dientes en los surcos, se retiró a observar cómo de cada diente surgía un soldado-esqueleto fuertemente armado. Después, arrojó una enorme piedra entre los soldados, que no sabían quién la había arrojado, y lucharon encarnizadamente entre sí por hacerse con ella hasta la muerte. Finalmente, aún bajo los efectos de las pociones mágicas de Medea, Jasón acabó con los que quedaron en pie.
Eetes se enfadó y se negó a cumplir su parte del trato. Guiados entonces por Medea, los argonautas llegaron al bosque donde se escondía el vellocino de oro. Allí, Medea exhortó a los presentes a evitar ser hipnotizados no mirando a los ojos a su guardián, una serpiente enorme que jamás dormía. Ayudada de unas hierbas especiales y sus propios poderes hipnóticos, Medea logró dormirla, permitiendo así que Jasón cogiera el preciado trofeo y pudieran todos regresar con él a su patria.
Los argonautas partió con Medea ya que, nunca sería perdonada por su traición y enamorada de Jasón, había rogado poder huir con ellos. Jasón accedió, y le prometió hacerla su esposa, jurándole que le sería siempre fiel. Eetes mandó entonces a su hijo mayor Apsirto a perseguirlos. Pero cuando logró darles alcance, Jasón acordó con Apsirto entregar a Medea a cambio de poder continuar su viaje con el vellocino. Medea urdió una estratagema para que su hermanastro se presentase solo a la negociación, lo que aprovechó Jasón para asesinarle a traición y arrojar su cuerpo, en múltiples pedazos, al mar.
Cuando llegaron a Tesalia, Medea profetizó que el timonel del Argos, Eufemo, reinaría sobre Libia. Esta profecía se materializaría posteriormente en Bato, descendiente de Eufemo.
LA BODA CON JASÓN: Una vez purificados ante los dioses por Circe del crimen de Apsirto, en su morada de la isla Eea, los argonautas fueron interceptados por los colcos que les perseguían en Córcira (Corfú), donde se encontraban los héroes bajo la protección del rey Alcínoo. Éste, decide entregar a Medea a los perseguidores sólo si conserva su doncellez, lo que le comunica en la intimidad de la alcoba a su esposa la reina Arete la noche previa al dictamen. Arete, cautivada por el encanto de Medea, da aviso de ello a los argonautas, que esa misma noche, en la cueva de Macris y sobre el propio vellocino, consumaron su matrimonio. De esta forma al día siguiente, cuando Alcínoo emitió su sentencia, los colcos no pudieron cumplir las órdenes de Eetes y frustrados se establecieron en la zona, temerosos de su venganza si volvían a la Cólquida a comunicarle la noticia.
TRITÓN Y TALOS: Cuando los argonautas llegaron a Creta después de esperar a que Circe purificara a Medea por el asesinato de Apsirto y de atravesar el estrecho de Escila y Caribdis y sobrepasar los dominios de las sirenas, les fue imposible tomar tierra, pues la isla estaba custodiada por Talos, el gigante de bronce. Talos tenía una única vena que le llegaba desde el cuello al tobillo y que estaba rematada por un clavo que evitaba que se le saliese la sangre. Medea hizo beber al gigante una poción prometiéndole que le haría inmortal, pero que en realidad era un potente somnífero. Después le sacó el clavo y dejó que se desangrara, pudiendo así llegar a Creta.
Ya cerca de la ciudad de Yolco, unos vientos arrastraron al Argo hasta Libia, donde tras sufrir nuevas penalidades encontraron la fuente que Heracles hizo brotar de una patada cuando pasó por allí camino de completar una de sus tareas. Sólo gracias a Tritón, que arrastró la nave a mar abierto, pudieron al fin seguir su camino.
LA MUERTE DE PELIAS: Cuando Jasón y Medea llegaron a Yolco, Pelias se negó a entregarle el trono, a pesar de que habían traído el vellocino. Medea conspiró entonces para que fueran las propias hijas de Pelias las que acabasen con él: disfrazada como una anciana sacerdotisa de la diosa Artemisa les demostró que se podía rejuvenecer a un anciano cortando la garganta de un viejo carnero y sumergiéndolo en un caldero. Pero cuando las hijas de Pelias, con la mejor intención, hicieron lo mismo con su padre, este no sobrevivió.
ABANDONO DE JASÓN: Los habitantes de Yolco aborrecieron el magnicidio y Jasón y Medea se vieron obligados a dejar Yolco partiendo hacia Corinto, llamados por los habitantes de esta ciudad sobre la que Medea pretendía tener derechos al trono. Allí vivieron durante diez años hasta que Jasón acordó con el rey Creonte abandonar a Medea, a la que el rey pretendía expulsar de Corinto, para unirse a su hija la princesa Glauca. Medea entonces, envió a Glauca como regalo de bodas un manto de irresistible belleza. Cuando Glauca lo recibió de manos de la sirvienta de Medea se lo puso de inmediato, y se convirtió en una tela llameante. Las llamas la consumieron a ella y a su padre, Creonte, que se abalanzó sobre ella con intención de salvarla. A continuación, y para hacer el máximo daño a Jasón, Medea mató a los dos hijos que habían tenido en común. Otra versión afirma que Jasón había dejado a Medea por Creúsa, que parece ser la propia Glauca, a la que Medea regaló un vestido que al ponérselo se le pegaría al cuerpo y la mataría.
En la tragedia de Eurípides, es Medea quien envía a sus dos hijos con el manto para Glauca. Medea sabía que mataría a sus hijos si los mandaba con el presente, pero sus deseos de venganza contra Jasón eran mayores que el amor por ellos.
Los habitantes de Corinto, la apedrearon en el templo de Hera y la obligaron a abandonar la ciudad en el carro de serpientes aladas que le había regalado su abuelo Helios.
Una versión de la historia narra que los corintios fueron quienes mataron a los hijos de Medea, como castigo por el asesinato de Glauca. Pero a su vez, como castigo, una epidemia fue acabando con todos los niños de la ciudad. Los corintios no se libraron de esta maldición hasta que, por consejo del oráculo de Delfos, realizaron sacrificios a los hijos de Medea y obligaron a los suyos a guardar luto.
MEDEA Y HERACLES: Cuando Medea huyó de Corinto se propuso buscar a Heracles, pues éste le había prometido auxilio en el caso de que Jasón dejara de cumplir con su palabra. Lo encontró en Tebas, pero la furia de Hera lo había enloquecido. Medea lo curó con sus remedios. Sin embargo, Euristeo apremiaba a Heracles para que cumpliera sus trabajos y Medea se resignó a que no sería ayudada por él.
MEDEA EN ATENAS: Medea llegó a la ciudad de Atenas, cuyo rey, Egeo, no sólo le ofreció hospitalidad sino que se casó con ella con la esperanza de que sus hechicerías le permitieran concebir un hijo pese a lo avanzado de su edad. La hechicera cumplió sus expectativas, teniendo de él un hijo al que llamaron Medo.
Cuando Teseo, el hijo secreto de Egeo, llegó a Atenas dispuesto a que su padre lo reconociera como heredero, Medea lo tomó como una amenaza al futuro de su hijo, e intentó envenenarlo. Pero Teseo la descubrió y, acusada de cometer horribles crímenes y de brujería, Medea tuvo que huir de nuevo, esta vez con su hijo.
MEDEA EN EL DESIERTO: Tras huir de Atenas, Medea se refugió en Italia, donde enseñó a los nativos cómo encantar serpientes, y ellos la venerarían como diosa, con el nombre de Angitia.
Al pasar por Tesalia (región llamada así por su hijo Tésalo), Medea compitió con Tetis en un certamen de belleza que presidía Idomeneo, rey de Creta. De allí pasó a Fenicia, estableciéndose allí durante un tiempo. Por último pasó a Asia superior, donde se casó con uno de los reyes más poderosos del lugar, al que sucedió en el trono. Algunos autores afirman que fue éste, y no Egeo, el padre de Medo.
Habiéndose enterado de que su padre Eetes había sido destronado por su propio hermano Perses, Medea y su hijo acudieron en su ayuda. Medo mató a Perses y el país recibiría en su honor el nombre de Media.
Cuando Medea murió, moró en los Campos Elíseos, donde vivió feliz para toda la eternidad. Según algunas fuentes, es posible que se casara con Aquiles.
Fuente: Wikipedia